Con el lema "transformar el mundo a través de la belleza", los prerrafaelitas, además de pintar varias obras maestras, extendieron su filosofía anacrónica a las artes decorativas, como mostrará a partir de hoy una exposición en el museo Metropolitano de Nueva York.
"El legado prerrafaelita: arte y diseño británicos", en un pequeño rincón del gigantesco museo neoyorquino, recrea un espacio, casi una habitación, invadida por 26 objetos, dibujos y cuadros creados por ese grupo de artistas que quisieron viajar en la máquina del tiempo y llevar al arte del siglo XIX a la época medieval.
Su discurso durante años fue considerado poco relevante en la historia del arte, pero resurgió con fuerza alrededor de 1980, aunque todavía hoy los aficionados desconocen que "la concepción prerrafaelita del arte pasaba no sólo por la pintura, sino por tapices, cerámicas, vidrieras o muebles", explicó ayer Constance McPhee, comisaria de la exposición, junto a Alison Hokanson.
Esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 26 de octubre, se centra en una segunda generación de prerrafaelitas, encabezada por Edward Burne-Jones y William Morris, dos estudiantes de teología de Oxford (Reino Unido) que en 1855 dejaron la universidad para convertirse en artistas bajo las enseñanzas del poeta y pintor Dante Gabriel Rossetti, uno de los líderes de la Hermandad Prerrafaelita.
"Esta segunda generación es la que tuvo más eco entre los coleccionistas estadounidenses y son los que llegaron a los fondos del Met", aseguró Hokanson, quien explicó como durante el principio del siglo XX las vanguardias enterraron este movimiento creado en 1848.
De Burne-Jones, además de la pintura "Canción de amor", que preside la estancia, la exposición presenta una de sus piezas más sorprendentes: una exquisita cómoda que recrea en clave medieval sobre cuero a unos jugadores de backgammon.