El asunto es cambiar la forma en que se cuestiona al oponente durante una discusión, orillarlo a pensar y no darle facilidades para argumentar. (ARCHIVO)
A cada momento de la vida las personas se enfrentan a otras en discusiones en las que todos desean salir 'vencedores' y hay quienes tratan de dar rebuscados planteamientos con el afán de simular cierto conocimiento e impresionar a su rival, pero esto podría llegar a su fin con el uso de un simple vocablo.
El psicoanalista de la Universidad de Colorado, Philip M. Fernbach, encontró una fácil solución para ganar una discusión y consiste en la sustitución de la pregunta “¿por qué?” por el uso de un “¿cómo?”.
Philip argumenta que las personas pueden dar extensos detalles cuando alguien cuestiona su punto de vista con un “por qué”. El por qué no exige análisis y con éste la gente puede ofrecer una amplia gama de supuestos y largos fundamentos cuando se les cuestiona de dicha forma.
Lo contrario ocurre cuando se emplea un “cómo”, ya que éste obliga al otro a tener que reflexionar y analizar sus bases, acto que lo puede orillar ya sea a ponerse nervioso, a tardarse más para contestar y por lo tanto, a demostrar que no tiene las suficientes razones para favorecer su postura.
Según detalla Philip M. Fernbach el cómo obliga a las personas a pensar más y esto puede trabarlas durante una discusión, mientras el por qué le facilita la tarea al enemigo, ya que sólo decir determinado número de argumentos y si esta lista de razones es extensa pude ganar con facilidad el debate.
