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EL PENSADOR AMATEUR

1994 + 43 = ¿2014?

FEDERICO SÁENZ-NEGRETE

En enero de 1994, después de una oleada reformista y "modernizadora" del presidente Salinas, unos encapuchados irrumpieron en la escena nacional abanderando una causa imposible de criticar; la injusta y lacerante pobreza de millones de mexicanos. El éxito mediático fue instantáneo, la puesta en escena fue impecable. El centro del escenario fue ocupado por un atractivo actor que nos involucró a todos atrapando la iniciativa nacional. Este movimiento social motivó que los mexicanos tomáramos conciencia de la enorme injusticia con la que convivimos a diario, loable resultado, pero su objetivo era otro. El mundo político y el manejo del poder se transformaron para beneficiar de manera no estudiada a ciertos grupos.

Mucho se habló que hasta dinero de la AFL-CIO (Sindicato de obreros de los EUA) estaba involucrado en el envío de armas a Ocosingo, Chiapas, para intentar desestabilizar las reformas mexicanas y los acuerdos de libre comercio que habrían de dejar sin empleo a muchos de sus agremiados por el traslado de fábricas automotrices a México con la consecuente pérdida de poder de sus sacrificados representantes sindicales. Los movimientos libertarios a veces tienen financiamiento poco edificante.

Veinte años después, una oleada de reformas otra vez "modernizadoras", deja ganadores y perdedores. Uno de los más agraviados es el hombre más rico del mundo (o al menos de nuestro mundo). El doloroso episodio de Ayotzinapa es utilizado para, otra vez, montar en escena todo un muy articulado proyecto de comunicación que volvió a fascinar al mundo entero, enganchando a los primermundistas de "buena conciencia" que de inmediato se lanzaron a protestar airadamente.

¿Estamos ante una elaborada estrategia de extorsión al más alto nivel o tendremos que estirarle a la hebra y olfatear un intento de golpe de estado?

¿Qué pueden hacer nuestras autoridades legítimamente constituidas, esas a las que al menos yo no voté por ellas, pero que nos representan a todos en este sistema democrático y que incuestionablemente prefiero a los que pudiesen tomar el poder en esta revoltura?

Dar un paso al frente. Proponer, en serio, una renovación total de la política. No un pacto mediático o una simulación habilidosa, no, una reforma total del Estado mexicano. Una transformación que involucre a todos los partidos y a la sociedad, pero no con discursos, no con buenas intenciones, sino con hechos reales, contundentes, verificables. Estructurando candados y desgarrando lo oscuro a base de transparencia. Un movimiento encabezado por gente de trabajo, no por manifestantes profesionales ni por grillos de membrete. Una ventana abierta a todos los mexicanos para que ahora si, por medios pacíficos y legales, dejemos bien asentado el país que queremos para absolutamente todos los habitantes de este entrañable país.

Es creo, la única oportunidad de supervivencia para nuestro Presidente y nuestro imperfecto y maltrecho estado de derecho.

Cómo hacer ese pacto es el debate que debería estar sobre la mesa.

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