Al principio de los tiempos, cuando se hablaba del tiempo en plural, dadas las pocas ocupaciones de las personas de entonces, tenían abundancia de este recurso. El tiempo se perdía. Con la llegada de la era industrial la escasez del tiempo se hizo notoria y relevante. Se llegó a pensar incluso, que las máquinas que avanzaban rápidamente en el trabajo, ayudarían a recuperar tiempo, sin embargo, el tiempo sigue siendo un recurso escaso.
La ingeniería industrial, con el estudio del tiempo y los movimientos aceleró todas las operaciones industriales en busca de la productividad. El sistema capitalista, siempre pendiente de la manera en la que los recursos pueden ser explotados, propuso la creación de actividades y de otras máquinas bajo la atractiva promesa de hacer que sus poseedores tuvieran más tiempo para ellos mismos.
El tiempo se ha vuelto tan escaso que es casi como un trébol de cuatro hojas, si lo encontramos, nos consideramos muy afortunados. Sin embargo, hay personas que siguen derrochándolo y hay quienes tratan de ahorrarlo para que les rinda para más actividades.
Es muy común escuchar frases sobre el tiempo como las siguientes: "El tiempo no me alcanza para todo lo que tengo que hacer." "Estoy dejando de lado cosas importantes por falta de tiempo."? "Siempre termino postergando mis cosas por ocuparme de las de los demás."? "Al final del día estoy demasiado cansado para hacer lo que me gustaría."? "No tengo tiempo para pasatiempos o distracciones."
La agenda personal de las personas que tienen trabajos de cierta responsabilidad ya no es una herramienta de organización, sino un campo de batalla medieval. Allí conviven todas las operaciones, amigables y hostiles, en medio de ruidos de todo tipo, razones y pasiones. Al final de cada día, reposando en la enfermería de campaña, nos preparamos para la siguiente avanzada de mañana, con el sentimiento de frustración de que no hicimos hoy todo lo que queríamos hacer.
Nuestro tiempo es nuestro o, mejor dicho, para que hagamos nuestros esos momentos que forman nuestro tiempo. Cómo le podemos hacer para sacar el máximo provecho a "nuestro tiempo"? definiendo qué es lo que queremos. Lo que hacemos son nuestros compromisos, lo que hemos decidido hacer. Nos comprometemos con lo que hacemos y también nos comprometemos con no hacer lo que decidimos no hacer. Al preocuparnos o sentirnos frustrados por nuestra escasez de tiempo, estamos escuchando una voz interior de reclamo.
Los días más importantes de nuestra vida son el de nuestro nacimiento y aquel en el que decidimos a que dedicar nuestra vida. Al decidir qué hacer en nuestra vida, ese día se inicia un camino de compromisos, de preparación, de desarrollo de habilidades, de búsqueda y asimilación de conocimientos y de un sinfín de actividades que provocan que nuestro tiempo cada vez se vaya haciendo menos disponible.
Nuestro tiempo se va llenando de obligaciones y actividades y es mejor que seas tú quien decida qué cosas llenan tu tiempo, qué es lo que de verdad vale la pena para ti. No sea que te vayas llenando de obligaciones y al final se pasen los días, los meses, los años y te des cuenta de que no has hecho nada que de verdad haya sido significativo para ti. Uno entra en la rutina de querer acaparar muchas cosas, estar en todo y para todos y siempre con una sensación interna de prisa.
Pero si de verdad quieres algunos cambios positivos, no para tener más tiempo, sino para aprovechar mejor el que tienes -todos tenemos los mismos recursos de tiempo: Veinticuatro horas cada día-, tienes que poner manos a la obra tomando en cuenta lo siguiente:
No se puede hacer todo a la vez. Si lo intentas, no sólo no conseguirás hacerlo todo, sino que te estresarás y dejarás las cosas a medias o mal hechas. Por tanto, valora tu tiempo, decide qué vas a hacer. Tienes que priorizar, hacer lo más importante y lo de más valor, con ello te sentirás más relajado. Si hoy, en lugar de hacer veinte cosas, decidieras hacer sólo diez, ¿cuáles diez elegirías?
Saca tiempo todos los días para hacer algo que para ti valga la pena. Ya sea relativo a tus amigos, familia, tiempo libre, desarrollo personal, procura todos los días hacer algo que te haga sentir bien. Si no haces algo que valga la pena todos los días, tu vida estará pasando sin pena ni gloria.
No programes ni planees al 100%, deja tiempo para la espontaneidad. A veces sentimos que los días se pasan volando y no tenemos tiempo ni para descansar lo suficiente. Necesitamos tiempo libre, espontaneidad para decidir si nos quedamos en casa, si vamos a dar una vuelta, si leemos un libro. Necesitamos sentir que tenemos libertad de elegir qué hacer con nuestro tiempo.
Procura no querer hacer tu vida perfecta. Es suficiente con empezar poco a poco, con hacer pequeños cambios a diario. Salir de la rutina diaria y hacer de cada día un día diferente, que nos ofrezca variedad de actividades y no sólo las que debemos cumplir a diario por las obligaciones laborales; date tiempo para lo que te gusta.
Toma acción ahora. Para aprovechar más el tiempo, a tu favor, empieza a hacer cambios, es importante hacerlo cuanto antes y centrándote en el ahora, en tu situación actual. El mejor momento en el que de verdad puedes cambiar las cosas es ahora. Lo que hagas hoy es lo que impactará tu futuro.
Cuidado con la indecisión. La indecisión te paraliza, hay que aprender a establecer prioridades y a tomar decisiones. Sobre todo a la hora de empezar a hacer cambios. Si no hay decisión, no hay acción. Piensa qué quieres cambiar y por dónde puedes empezar y si estás bloqueado empieza por cualquier cosa, lo importante es empezar.
Quizá llevar esto a cabo lo anterior te parezca casi imposible, debido a tu estilo de vida actual, pero si no cambias las cosas, seguirán exactamente como están. Elige una de estas estrategias y pruébala, a ver qué tal funciona.