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El Síndrome de Esquilo

LIBERACIÓN DE HARRIET JACOBS

El Síndrome de Esquilo

El Síndrome de Esquilo

VICENTE ALFONSO

Esta semana leí un libro que se publicó por primera vez en 1861. Se titula "Incidentes en la vida de una joven esclava". Un testimonio tan estrujante y tan humano, que no me explico aún cómo no es igual de conocido y leído que El Diario de Ana Frank. La autora es Harriet Jacobs, mujer nacida en Carolina del Norte que pasó más de veinte años en calidad de esclava antes de fugarse en busca de la libertad que su "amo" tanto le había escamoteado.

Antes de referirme a los obstáculos que Harriet enfrentó para ser libre, conviene recordar el contexto en que su historia se desarrolla: a mediados del siglo XIX, en el amargo periodo en que un hombre podía poseer, comprar y vender la vida de otro. Estaba por comenzar la guerra civil norteamericana. Como es sabido, este conflicto enfrentó a los estados del norte, donde la esclavitud no era válida, contra los del sur, donde las cadenas, la explotación y el maltrato eran el pan de cada día para millones de personas. Puesto en papel así, rápido y mal, podría parecer sencillo obtener la libertad: bastaba fugarse y huir al norte. Pero no era tan fácil: un esclavo prófugo podía ser perseguido por sus amos incluso en los estados del norte, además de que abundaban los delatores y los cazadores de recompensas.

Vuelvo al caso de Harriet Jacobs. En una nota que antecede al libro, la autora señala que no es una escritora profesional, y que ha redactado el volumen en los tiempos que puede escamotearle al cuidado de sus hijos y de su hogar. (Después volveré sobre esta idea, pues a pesar de la modestia Jacobs, el libro revela un profundo sentido literario, y el entramado de los capítulos es tan afortunado como en las mejores novelas de suspenso).

Su testimonio me parece valiosísimo por varias razones. Están allí todos los horrores de la época: la ignorancia, la avaricia de los patrones, el maltrato. Aunque Harriet comparte muchas de las penurias de sus hermanos, no es la suya una vida habitual para un esclavo de la época. En primer lugar porque desde pequeña su primer "ama" le enseña a leer y a escribir, habilidades prohibidas a la mayoría de los esclavos. Cuando esa patrona muere, la vida de Harriet da un vuelco, pues es "reasignada" a servir al doctor Flint, un hombre famoso en el pueblo por su crueldad.

Cuando la muchacha tiene quince años, el patrón comienza a sentirse atraído por ella. Debido a eso se le encomiendan tareas en la casa, no en la plantación. Más aún, el amo prohíbe que sea castigada con azotes. Pero esos "privilegios" le salen muy caros: el hombre le secretea palabras sucias al oído, le envía notas, la hostiga todo el tiempo. Está obsesionado con ella. Cuando Harriet no accede a acostarse con él, le asesta golpizas brutales. Por si fuera poco, cuando la esposa del doctor Flint se da cuenta de lo que ocurre, también vuelca su odio sobre la esclava.

Justo allí estriba otro de los asuntos por los que es tan importante este testimonio: porque echa luz sobre un doble sometimiento. "La esclavitud es terrible para los hombres, pero es mucho peor para las mujeres", señala Harriet en la página 66. Y lo es porque a las penurias de la esclavitud se añaden las de la opresión que históricamente han sufrido las mujeres. Sustentados en la doble moral del momento, los patrones solían abusar de sus esclavas, y no eran pocas las que resultaban embarazadas. No era extraño que de una pareja de esclavos naciese un hijo tan rubio como el patrón. La ley, por supuesto, estaba hecha para evitarle problemas al "amo": que una mujer en esa situación revelara el nombre del padre de su hijo era un delito que se castigaba con azotes.

El libro de Jacobs revela que, al contrario de lo que suele pensarse, la vida en la época esclavista era un complejo tejido de prácticas que atraían infelicidad no sólo a los esclavos, también a los amos y sobre todo a las mujeres y los hijos de éstos. Si bien en el primer mundo la esclavitud es un trago amargo del pasado, la lectura de este testimonio nos recuerda que hoy por hoy existe prácticamente en todo el orbe una práctica igual de inhumana conocida como "trata", que consiste en privar a mujeres de su libertad para abusar de ellas sexualmente. Es decir, que debido a su condición de mujer asediada, en pleno siglo XXI Harriet Jacobs sería sólo parcialmente libre.

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@vicente_alfonso

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