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El Síndrome de Esquilo

UNA AUSENCIA CERCANA

El Síndrome de Esquilo

El Síndrome de Esquilo

VICENTE ALFONSO

Por distintas razones, en muchos momentos ha sido complicado leer a José Revueltas. Por ejemplo, en 1949, tras la publicación de Los días terrenales el autor recibió tal lluvia de insultos y acusaciones que optó por retirar la novela de las librerías. Tampoco fue sencillo leerlo en 1964, cuando la crítica tildaba a su novela Los errores, de ser "inobjetablemente monstruosa, bárbara y sangrienta".

El suyo no es el caso del escritor que se instala en la memoria colectiva a fuerza de homenajes oficiales, sino el de una obra cuyas raíces se abren paso aún en la sequía. En septiembre de 1966, Carmen Rosenzweig publica en El rehilete una entrevista con José que comienza con estas palabras: "Uno de los escritores más importantes de México e inexplicablemente mal conocido es José Revueltas". En ese momento, con casi treinta años de carrera literaria y tras haber publicado seis novelas, sus libros circulan poco y son difíciles de conseguir. En el prólogo a La palabra sagrada, José Agustín cuenta cómo en la década de los sesenta el autor de Dormir en tierra "se hallaba muy mal cotizado en la bolsa de valores literarios y era vilmente subestimado, si no es que francamente vetado, por el establishment cultural de la época". Al respecto, en la nota introductoria a Los albañiles: un guión rechazado, Vicente Leñero recuerda que, en 1966, él mismo era un lector apasionado de las novelas de don Pepe y que se "sentía enojado por la tibieza, incluso por la hostilidad con que la crítica mexicana, más atenta como siempre a los vaivenes de la política cultural imperante que a las expresiones literarias, había tratado en 1964 a Los errores, su gran novela".

En 1967, año en que Revueltas recibe el Premio Xavier Villaurrutia, se publica su Obra literaria reunida. Si bien la narrativa revueltiana se vuelve accesible para muchos lectores, la publicación también confirma que el vacío generado en torno a él no se debe sólo a un asunto de distribución. La sombra de su actividad política le ha acarreado cierto aislamiento literario. Repudiado en ese momento casi en igual medida por la izquierda y por la derecha, Revueltas es apreciado y defendido por un grupo de narradores jóvenes: José Agustín, Gerardo de la Torre, Juan Tovar, Parménides García Saldaña, Gustavo Sainz, entre otros. Escribiendo artículos en los periódicos, estos jóvenes se proponen revertir el ninguneo a Revueltas.

Rememorando los acontecimientos de 1968, en los que Revueltas tuvo un papel decisivo, Carlos Monsiváis aclara: "casi ninguno de los que ahora quieren y admiran a Revueltas lo ha leído". En otro texto, el mismo Monsiváis se pregunta: "¿Por qué tarda tanto y por qué se entrega con tal mezquindad el reconocimiento literario a Revueltas, a su brillantez poética, a la complejidad de sus personajes y situaciones, a su ir a fondo en el examen de la descomposición que es el rostro no tan secreto de una parte de la sociedad?".

"Muerto Pepe Revueltas, la popularidad que no gozó nunca su obra quizá le llegará por fin", escribe en 1976 Héctor Manjarrez. Tras el auge propiciado por el deceso del escritor, en los años ochenta dicha obra parece destinada a ser evocada por muchos pero leída por unos cuantos, acaso debido a nuestra "afición a celebrar los libros mucho más de lo que se han leído, o sin haberlos leído en absoluto", como señala el propio Revueltas en los apuntes para un prólogo al Ensayo sobre un proletariado sin cabeza.

Esta brecha entre Revueltas y el público lector no implica que Revueltas vaya cayendo en el olvido, al contrario: paralelamente crece la leyenda del comunista empedernido, del hombre que durante las luchas de 1968 dormía sobre un escritorio en Ciudad Universitaria, del mítico bebedor que dejó la salud en las crujías del Palacio Negro de Lecumberri. Y si bien durante las décadas de los ochentas y noventas el acceso a su literatura y a sus escritos teóricos y políticos se facilita mucho gracias a que ediciones Era inicia la publicación y distribución de sus obras completas, basta adentrarse en ese universo narrativo y ensayístico para darse cuenta de que buena parte de sus títulos permanecen relativamente poco explorados.

La producción literaria de Revueltas ha sido y es un territorio incómodo en la literatura mexicana, un campo minado. ¿A qué se debe? ¿A la sordidez de las situaciones que su narrativa propone? ¿A que sus personajes son con frecuencia seres marginados en ruta ciega hacia la muerte: ladrones, prostitutas, asesinos, pervertidos? ¿Nos genera conflicto su literatura comprometida? ¿Nos inquieta no saber si es un militante que escribe o un escritor que milita?

Comentarios: vicente_alfonso@yahoo.com.mx

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