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El Síndrome de Esquilo

MISTERIOS ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

El Síndrome de Esquilo

El Síndrome de Esquilo

VICENTE ALFONSO

"Los límites que separan a la vida y la muerte son, a lo más, vagos e imprecisos. ¿Quién podría decir dónde termina una y dónde comienza la otra?", se pregunta Edgar Allan Poe en uno de sus cuentos publicado en julio de 1844 en un periódico de Philadelphia. No era un recurso retórico, sino una genuina reflexión sobre lo poco que sabemos acerca de la vida y sus fronteras. Hoy esa línea es más difusa que nunca y las situaciones que de allí derivan pueden desembocar en conflictos éticos y jurídicos. Los criterios médicos para definir la muerte son tan variables que una persona podría estar viva para un grupo de científicos y podría no estarlo para otro.

Un par de casos ocurridos recientemente en los Estados Unidos (uno en Texas, otro en California) han reabierto el debate en torno a la llamada "muerte cerebral". También conocida como muerte encefálica, ésta se declara cuando al hacer determinados estudios no se detecta actividad en el tronco cerebral de un paciente. Dicho rápido y mal, el término significa que el cerebro no está funcionando. Como resultado de esta inactividad, los pacientes dejan de respirar por sí mismos y tampoco tienen algunos reflejos, por ejemplo, sus pupilas ya no responden a la luz. Cuando se diagnostica muerte cerebral a una persona se considera que está legalmente muerta, aunque si está conectada a un respirador artificial, algunos de sus órganos, como el corazón y el hígado, pueden seguir funcionando durante meses. Si no están dañados por enfermedades o lesiones, éstos y otros órganos pueden ser donados. De hecho, los equipos de trasplantes suelen preferir los órganos que provienen de pacientes con muerte cerebral.

Es allí donde estriba el punto de la discusión: basándose en la posibilidad del cuerpo humano para seguir trabajando aun en ausencia de estímulos cerebrales, hay quienes sostienen que un paciente con diagnóstico de muerte encefálica no está realmente muerto. En su favor invocan casos documentados de mujeres embarazadas a las que se les ha diagnosticado muerte cerebral y sin embargo han podido concluir un embarazo conectadas a un respirador artificial, dando a luz hijos sanos. Sostienen también que, si bien no respiran por sí ni dan señas de actividad cerebral, los pacientes con muerte encefálica pueden tener otro tipo de reflejos procedentes de la médula espinal, lo cual es cierto. Tan es así, que cuando se interviene quirúrgicamente a un paciente con muerte cerebral para remover sus órganos, se le administra anestesia. ¿Es que los muertos requieren anestesia? La decisión de desconectar a un ser querido al que se le ha diagnosticado muerte cerebral no es sencilla.

Esto nos lleva a los dos casos recientes ocurridos en los Estados Unidos: el primero, ocurrido en California, es el de Jahi McMath, una muchacha de trece años a quien el diagnóstico le fue hecho hace un mes, luego de sufrir complicaciones durante una operación para tratar un padecimiento conocido como apnea del sueño. Según los padres de la menor, en el hospital les dijeron que se trataba de un procedimiento de rutina. Dado que el hospital se pronunciaba por desconectar a la paciente, y sus padres se opusieron a hacerlo, fue preciso emprender acciones legales para trasladar a la niña a otro hospital cuya ubicación no ha sido revelada.

El otro caso, ocurrido en Texas, es el de Marlise Muñoz, quien al parecer sufrió una embolia pulmonar cuando se encontraba en el cuarto mes de embarazo. Dado que las leyes de Texas dictan que la mujer debe ser mantenida con vida para salvar la vida del bebé, desde hace seis semanas los médicos del hospital mantienen a Marlise conectada a un respirador a pesar de su esposo y otros familiares que se oponen a esa decisión. Aún es imposible saber si, debido a la falta de oxígeno, el feto sufrió daños irreversibles. Lo que sí se sabe es que su corazón sigue latiendo.

Lo escribió Poe hace 170 años: Los límites que separan a la vida y la muerte son, a lo más, vagos e imprecisos. ¿Quién podría decir dónde termina una y dónde comienza la otra?

Comentarios: vicente_alfonso@yahoo.com.mx

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