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El tema de la responsabilidad social

JULIO FAESLER

La responsabilidad social de las empresas fue el tema que reunió a más de un centenar de participantes en un importante evento efectuado esta semana en la ciudad de México. En el curso de las diversas intervenciones resultó evidente que, aunque parezca obvio y hasta extraño que se diga, el llamado a la responsabilidad social tiene que hacerse, con igual o mayor vigor, a las autoridades.

En la conferencia a que asistieron empresarios del más alto nivel de toda la república, se deletrearon los elementos que conforman la responsabilidad de las empresas hacia los entornos actuales y futuros que los rodean.

Fueron claras las características que deben encontrarse en los negocios para que éstos superen lo que parece ser su único objeto, el de hacer dinero y obtener utilidad vendiendo a precio superior a su costo el producto o servicio que ofrecen.

Pero un negocio que se limite a lo anterior y no se articula con su deber ante su comunidad se asfixia en su propio marco y pierde la percepción de los muchos elementos que la harán crecer muy por encima de las utilidades que pueda recoger. El secreto de conquistar nuevas dimensiones está en saber proyectar la acción por encima de lo meramente comercial y detectar los horizontes mucho más vastos que puede llegar a traspasar. Lo que hace trascendente a la empresa es estar consciente de que es el motor del desarrollo de su sociedad.

La función social del empresario va más allá de cubrir salarios y el importe de los recursos que incorpora a la producción. La empresa es el factor que hace posible enaltecer la existencia de los que contribuyen a sus éxitos, encontrando en éstos los suyos. Ello implica capacitar a los trabajadores en mayores conocimientos y así mejorar su nivel de vida económica, cultural y familiar.

Las consideraciones anteriores que sustentan la responsabilidad social del empresariado son extremadamente oportunas en cuanto a que existe un ambiente de corrupción generalizada, no sólo en nuestro país, sino en todo el planeta. A nivel de los negocios la falta de ética se presenta constantemente y parece ingrediente inevitable de la marcha de nuestra comunidad. Su proliferación representa costos que lastran todo el desarrollo nacional nulificando la mayor parte de los esfuerzos que se dirigen a reducir la pobreza y eliminar la hiriente brecha entre los pocos ricos y los muchos pobres.

Bien entendida la empresa, sea organizada como sociedad anónima o como unidad cooperativa, trabaja al lado del Gobierno local o federal para hacer posible que la sociedad en su conjunto avance hacia la dignidad de vida para todos sus miembros.

Al gobierno compete fijar no sólo normas y parámetros sino rumbos generales que encaucen todos los esfuerzos del país. Su papel se tiene que dar dentro de una indudable responsabilidad social y con la misma exigencia que se espera en los productores privados que son los que realizan la producción de los artículos que la subsistencia humana reclama y todas las expresiones de la cultura que dan valor y justifican la civilización.

Podría suponerse que una estrecha vinculación fundiese las tareas de ambos sectores, el privado y el público. No es así. Las separa una terca oposición que constantemente se entromete e impide que se armonicen y enlacen las decisiones sobre cómo han de usarse los recursos del país.

La falta de unidad de propósitos tendría remedio si hubiera suficiente entrega y compromiso a los fines más altos de la convivencia nacional. La necesidad de hacer valer este objetivo superior es la que estimula la capacidad que tiene el empresariado de, a su vez, orientar la acción de las autoridades hacia los requerimientos que también percibe de la comunidad.

No hay que dudar de este poder empresarial especialmente en los momentos de coyuntura. La influencia que el sector privado puede ejercer en la recta conducción de los asuntos del Estado es indudable y hay que ejercerla siempre y cuando esté motivada en una genuina responsabilidad social.

Es la misma que hay que encontrar en las autoridades.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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