El país atraviesa un momento crítico donde se definirá el futuro y el rumbo de una nación que clama por transparencia y democracia. El pueblo ya no permanecerá callado y comienza a exigir cambios en la estructura política actual.
Nuestra región está atravesando una situación similar. La Laguna es una zona que ha permanecido en el olvido político y que sólo vuelve a aparecer en la mira de los gobernantes en época electoral; prueba de esto serán los próximos meses donde harán todo lo posible para que queden expuestas sus piezas para las próximas elecciones de 2015. Sin embargo, son periodos de sequía tremenda entre épocas electorales: olas de inseguridad que cierran negocios y derrumban la frágil economía que es sustento para muchos laguneros; proyectos inconclusos que parecen eternos y cuestan el triple de lo que la gente sabe que deberían costar; reglamentos y dádivas gubernamentales a algunos cuantos cuando el resto de la población vive al día… y sin embargo los laguneros tratamos de salir adelante.
Los gobiernos locales son títeres de los mandamases en las capitales de Saltillo y Durango. Se mueven a donde les indiquen y no se pueden poner de acuerdo en establecer políticas congruentes para uno y otro lado del río. Aún tenemos que cruzar una frontera artificial como si viviéramos entre dos diferentes países: bajarse del taxi de un lado del río para tomar otro al otro lado. Poco falta para que se exijan documentos de identidad al cruzar una metrópoli que, aunque unida, está a años luz de distancia en cuanto a legal se refiere.
Hace poco más de un año que los laguneros comenzamos con una lucha pacífica, callada y dentro del marco de la legalidad. Un reclamo ante los gobiernos estatales de Coahuila y de Durango que, aunque lleva algunos años, jamás ha sido atendido debidamente. Este clamor se ha llevado a la Federación, al representante máximo del Poder Ejecutivo que, más allá de cumplir su labor de representar al pueblo, ha caído en oídos sordos para burocratizar nuestro camino.
El pueblo de México se está cansando. Los laguneros ya están hartos de las injusticias y de los gobernadores que viven en mundos de fantasía y alejados de la realidad del día a día. Queremos un cambio y lo queremos pronto. Nuestra voz no se va acallar y nos aseguraremos que sea escuchada. ELLA representa la voluntad de más de 400 mil laguneros que han expresado su deseo de un futuro mejor; laguneros que están dispuestos a trabajar para salir adelante y crear un futuro mejor para los suyos. Los ciudadanos laguneros nos hemos distinguido por salir adelante en las situaciones adversas: prueba de ello son las últimas décadas donde con migajas fuimos productores número uno en diversos productos, fuimos la región más segura del país… y lo volveremos a ser.
Nuestra voz está ahí afuera. La mayor interrogante es: ¿escucharán aquellos que están en el poder? El Estado de La Laguna es una gran solución a los problemas que acaecen a esta región y deben realizarlo como un acto de buena fe. Con el Estado de La Laguna demostrarán que México no es un estado fallido y que está dispuesto a reinventarse para no morir. La Laguna es una luz de esperanza en un futuro incierto y obscuro. Los laguneros estamos dispuestos a demostrarlo. Sólo estamos esperando indicaciones para dar el siguiente paso. ¿Alzaremos la voz los laguneros o comenzaremos a forjar un nuevo destino?
