Emotivo adiós
De repente, Cuauhtémoc Blanco aparece en la cancha del estadio Azteca. Gafete de capitán, mirada fija, desafiante como siempre. Mientras sus fieles le rinden una estruendosa ovación.
"Oe, oe, oeeeee, Temoooo, Temoooo", grita al unísono una emocionada tribuna, rendida al atacante que le dice adiós definitivamente a la Selección Nacional.
"Les quiero agradecer que hayan venido hoy y ¡viva México ca…", expresa Blanco, empapado de sudor y con una gran sonrisa, ataviado con un sombrero de charro, al medio tiempo del duelo entre México e Israel.
La música de "Las Golondrinas" sonaba en el Coloso de Santa Úrsula. El Cuau dio la vuelta olímpica acompañado de sus hijos, su madre, Hortensia Bravo, y su descubridor, Ángel "Coca" González.
En la memoria de la fanaticada retrocede hasta encontrar las gestas del último ídolo del Tricolor.
Surgieron en los recuerdos los goles épicos, plagados de talento. En la mente de la afición mexicana, El Temo vuelve a convertirse en un acróbata que le hace un majestuoso gol a Bélgica en Francia 98. Luego, hace un quiebre a la defensa de Brasil para hacer uno de los goles con los que México se corona en la Copa Confederaciones de 1999.
También en la imaginación, el tepiteño por adopción le marca a Croacia (Corea-Japón 2002) y a Francia de penal (Sudáfrica 2010), no sin antes rescatar la eliminatoria rumbo a la Copa del Mundo asiática.
Los asistentes al Estadio Azteca se ponen de pie para ovacionar al héroe de gestos vulgares, a veces soeces, y de elegancia al momento de tocar el balón con los pies. Una dualidad sin la que este "mago del pueblo" no sería polémico, amado y odiado.
Blanco agradece el homenaje con sus últimos minutos vestido con la playera del Tri. Juega a tope, hasta donde sus 41 años se lo permiten.
Pide la pelota, se desmarca, cobra todas las faltas y tiros libres, además de poner balones venenosos.
Su enjundia, coraje y garra superaron sus limitaciones físicas. Se convierte en el guerrero tricolor que nunca pierde el hambre de triunfo.
Incluso, generaba la duda de qué hubiera pasado con el Tri en su carrera si Ricardo La Volpe no lo hubiera borrado del Mundial de Alemania 2006 o si el trinitario Ancil Elcock no le hubiera partido la pierna y la carrera al Cuau.
Para ver a Blanco despedirse del Tri, la afición hace el esfuerzo de pagar hasta mil 400 pesos en la reventa, todo con tal de vitorear a su ídolo.
Un costo que vale la pena pagar por vitorear al jugador que dio más alegrías a la nación futbolera de México que Hugo Sánchez y que jamás perdió la cabeza como el que ganara dos Champions League con el Barcelona, como Rafael Márquez.
A ambos, El Temo los opacó en trascendencia con los "tamaños" como fieles acompañantes de su talento, inteligencia y descaro. Más importante que El Pentapichichi y El Káiser de Michoacán, el hoy jugador del Puebla sin duda lo fue con la Selección Nacional.
El Temo salió de cambio al 38'. Aplaudió a los presentes, le puso el gafete de líder a Jesús Corona, antes de dejar su lugar a Raúl Jiménez.
Cuando llegó el descanso, los demás seleccionados se retiraron del terreno de juego. Le dejaron el protagonismo para que gozara su despedida, para que disfrutara a su público.
Blanco recibió de Héctor González Iñárritu, director de Selecciones Nacionales, un botín de oro como reconocimiento.
El habilidoso símbolo mexicano se dirigió al centro del campo para ofrecer el trofeo al cielo en el majestuoso escenario del estadio Azteca.
La gente no dejaba de aplaudir al consentido Temo.
Llegó el momento para irse del campo. Acompañado de vítores se fue hacia los vestidores.
Nostalgia infinita. Cuauhtémoc Blanco deja un trono vacío que no ha llenado nadie aún en la Selección Mexicana de Futbol.
Se van con dudas
Gracias a un par de tantos del zaguero Miguel Layún, México se despidió de su afición con un triunfo de 3-0 sobre Israel el miércoles, en el primero de cuatro partidos con los que el "Tri" cerrará su preparación antes de que arranque el Mundial en Brasil.
A los 42 minutos, Layún realizó un disparo de pierna derecha desde fuera del área. El arquero Ariel Harush pareció intentar un despeje con los puños, pero el balón terminó incrustándose en el ángulo superior izquierdo de la portería. A los 62, Harush colaboró para el otro tanto del lateral derecho.
Marco Fabián selló la cuenta a los 85 por México. El próximo sábado, México se mide a Ecuador y luego cerrará sus amistosos con partidos ante Bosnia-Herzegovina y Portugal.
El entrenador Miguel Herrera les dio descanso a los seis jugadores que se presentaron en la concentración apenas el domingo pasado y mandó al campo un planteamiento diferente al de sus partidos previos. En lugar de jugar con un 5-3-2, los mexicanos salieron con una formación 4-3-3 que generó muy pocas oportunidades de gol en los primeros minutos.
