Adiós. El guitarrista falleció la noche del martes en México.
Dentro de una sencilla caja de madera, el guitarrista español Paco de Lucía emprendió su último viaje, de regreso a España, cuarenta horas después de que un infarto terminara con su vida, a los 66 años.
El último viaje de Paco de Lucía comenzó hacia las 8:00 horas desde una funeraria de la ciudad de Cancún, situada en las costas del Caribe mexicano, donde el cuerpo del artista andaluz había pasado la noche a la espera de su repatriación.
En la funeraria se había preparado una caja de aglomerado para trasladar el cuerpo embalsamado del guitarrista, y en ese empaque especial, dentro de un coche fúnebre Lincoln, partió a primera hora de ayer para emprender el regreso a España.
El cadáver ingresó primero a la central de abastos situada a unos 20 minutos del aeropuerto internacional de Cancún, donde la caja fue inspeccionada por última vez y donde fue sellada por las autoridades, antes de ser transportada a la terminal aérea.
De nuevo en el Lincoln negro, el cadáver llegó al aeropuerto, donde la caja pasó por rayos X, ya sellada, y quedó lista en la zona de espera para ser embarcada.
El avión, con el cuerpo sin vida de Paco de Lucía en la bodega, despegó pasadas las 12:30 horas con destino a su país natal, España.
Se espera que llegue este viernes a Madrid, después de una escala en Nueva York.
"Ya se arregló todo", dijo el cónsul honorario de España en Cancún, Javier Marañón, quien ha estado volcado en el tema desde que fue notificado del fallecimiento de Paco de Lucía hora y media después de que se produjera.
Marañón confirmó que acompañan al cuerpo de Paco de Lucía la que fue su segunda esposa, Gabriela Canseco, los dos hijos de la pareja y la madre de la viuda.
El representante consular supervisó personalmente todos los trámites para el embarque del cuerpo del guitarrista y acompañó hasta la puerta del avión a sus familiares.
Marañón agradeció especialmente las facilidades prestadas por las autoridades, especialmente las de Playa del Carmen, para que se pudieran agilizar las diligencias.
Terminaron así horas intensas de gestiones para buscar el medio idóneo para la repatriación. Una posibilidad de enviarlo a través de Miami había sido descartada el miércoles porque la compañía elegida inicialmente no hace ese tipo de transporte especial.
La tragedia había comenzado el martes por la tarde cuando Paco de Lucía jugaba con sus hijos en una playa. Según fuentes de la fiscalía de Cancún, había quedado a conversar con unos artistas cubanos para hablar de un proyecto.
Entró por su propio pie al hospital de Playa del Carmen, aquejado de un dolor en el pecho. Salió de ahí, ya cadáver, a la funeraria de Cancún donde su cuerpo permaneció a la espera de ser repatriado.
La familia pidió aplazar el anuncio de su muerte por varias horas. Sólo se conoció hasta el miércoles, cuando se informó de su muerte desde Algeciras, en el sur de España, de donde era originario el artista andaluz.
En la costa mexicana del Caribe, Paco de Lucía había comprado una casa en el complejo residencial de Xpu Ha, cerca de Playa del Carmen. Pasaba ahí largas temporadas de descanso entre conciertos y giras internacionales.
En México se había presentado en octubre pasado, donde llenó por completo el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, uno de los principales auditorios del país.
Será en otro auditorio, el Nacional de Madrid, donde se instalará en las próximas horas la capilla ardiente para rendir un homenaje al artista, antes de que emprenda la última etapa de su último viaje hacia Algeciras
Los momentos antes de su muerte
A la playa de Paco de Lucía sólo le falta Paco de Lucía. Unos 20 turistas, en su mayoría estadounidenses, toman el sol sobre camas balinesas.
Los vecinos del artista, también extranjeros, se bañan en una piscina privada encastrada sobre la arena. No se habían enterado de su muerte y reciben la noticia con cara de extrañeza, como si nunca hubieran sabido que vivían al lado de un mito. En Xpu-há, un lugar del Caribe mexicano a medio camino entre Playa del Carmen y Tulum, nadie repara en los carteles de "no pasar, propiedad privada" que protegen la finca del flamenco, como tampoco ven a Marta Poot, una amiga de la familia, sentada sobre la arena blanca llorando. "No vuelve a nacer otro Paco de Lucía", dice, según relató el diario El País.
El artista llegó a México el domingo. Venía de Cuba. En los últimos años le gustaba pasar temporadas en la isla. El martes por la tarde Paco citó a su amigo Juan de Anyélica, de 46 años y afincado en México, pero nacido en Madrid y criado en Sevilla. También músico. Juan le llamó desde una pescadería en la que paró por el camino y el artista le pidió que comprara unos boquinetes para cenar. Pensaban pasar juntos otra de muchas noches de trabajo en el estudio. El flamenco tenía algo nuevo en la cabeza.
En Xpu-há el sol empieza a caer poco antes de las seis. Paco aún jugaba el martes a esas horas con su hijo Diego sobre la arena cuando empezó a sentirse mal. Fue con su esposa Gabriela al hospital de Playa del Carmen. Allí ya los esperaba Juan, con los boquinetes frescos en el coche. Paco se agarró a él para entrar y apenas podía hablar. Dice Juan que desde la camilla aún tuvo fuerzas para pedir a gritos un médico. Luego se desmayó. Las labores de reanimación duraron casi una hora, pero el maestro ya se había ido. Tenía 66 años.
La familia del artista se despidió de él en el hospital y desde entonces se han encerrado en su casa. Sólo los más íntimos. Juan y su mujer Marta Poot, que aprovechan el atardecer para salir en silencio a ver el mar, Gabriela, la madre de ésta y los dos niños.