En la intimidad del Abierto Francés

París es la ciudad que lo tiene todo. Es la ciudad que enamora a más de 43 millones de turistas al año. La que se disfruta al caminar, al recorrer sus museos, monumentos, puentes, los atardeceres sobre el Sena, desde la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, o desde lo alto de la colina de Montmartre junto a la basílica del Sagrado Corazón.

Y es aquí a donde llega cada año, previo a finalizar el mes de mayo e inicio de junio, el segundo Grand Slam. El único sobre la llamada tierra batida, polvo de ladrillo o arcilla. Donde se da cita el top ten de los tenistas y se juega uno de los torneos más antiguos de la historia. Este año celebrarán la edición 124.

Hoy arranca el torneo y durante 15 días, se vivirán nuevas batallas, batallas que se extenderán por 15 días y el próximo domingo 8 de junio podrá coronarse un nuevo campeón, si el español Rafael Nadal no reclama el trofeo para ser nueve veces campeón en París.

El Torneo Roland Garros, fue nombrado así en honor de un tenista amateur, pero pionero de la aviación, célebre por ser el primero en sobrevolar el Mediterráneo en 5 horas y 53 minutos a bordo de su Morane-Saulnier.

VISITA AL ESTADIO Y MUSEO

Para el apasionado del tenis, no basta con mirar los juegos desde el televisor, el palco o en algún punto de las canchas. El apasionado del tenis quiere sentir y pisar donde se viven esas intensas batallas, las canchas donde los tenistas se deslizan, gritan, sufren, y agitan el polvo de ladrillo en cada punto. En donde el movimiento al compás del adversario es lo más temido y la arcilla logra cubrir a los espectadores de las primeras filas.

Para los apasionados del tenis, el Torneo Roland Garros ofrece una singular visita, el recorrido del complejo, en donde por 10.5 euros, unos 189 pesos, se pueden visitar las 19 canchas que lo integran, recorrer los vestidores, la sala de descanso de los jugadores, el área de prensa.

Y si fuera poco, en donde cada año se viven las batallas más intensas del torneo, la pista central Phillipe Chartier, la de las épicas batallas, donde la gloria sólo es posible para un tenista. Y el tenis de primer nivel arranca gritos, suspiros, lamentos, y hasta llanto y el ganador se lleva las palmas de los más de 15 mil espectadores presentes en la final.

El complejo de Roland Garros también da cobijo al Museo de la Federación Francesa de Tenis, el cual se puede combinar con la visita al estadio por 15.5 euros, 279 pesos por adulto aproximadamente.

Ahí el visitante encuentra un recorrido por la historia del tenis, su evolución, los cambios en el vestuario, en los zapatos deportivos, las raquetas y toda la indumentaria necesaria para practicar este deporte a nivel profesional. Además de la sala "Moi, Roland Garros" (Yo Roland Garros) en donde se le rinde un homenaje al aviador, gran impulsor del tenis francés.

En la intimidad del Roland Garros se conocen muchos secretos, como que el máximo ganador del torneo, Rafael Nadal, siempre elige el casillero 159. Y aún antes de arrancar el torneo nadie puede utilizarlo. Otra superstición similar puede llevar a Roger Federer a cambiar de casillero. Al arranque siempre inicia con un casillero con número impar y puede concluir con él o cambiar, todo en la medida de si tiene un buen juego o no.

Previo a saltar a la cancha de los campeones, el pasillo que conduce hacia ella está repleta de fotografías y firmas de los tenistas campeones. Una vez que han ganado, plasman su firma, por lo que lo convierte en un pasillo de ganadores.

Sin duda, el llamado "Tennisium" resulta una visita obligada para quien desea una experiencia más allá de sentir sobre el rostro el polvo de ladrillo que llega hasta las gradas y percibir su característico olor cuando se riega en pleno juego.

VICTORIAS

los máximos ganadores del torneo son: Nadal, en la nueva era, y Max Décugis en la antigua.