Su único delito, fue no saber español, por eso ahora su hogar es el Cereso de Saltillo, sitio en el que muchos indígenas aún están en la espera de un traductor les pueda explicar porque resultaron ser culpables de un delito que se presuntamente cometieron.
El obispo de Saltillo, Raúl Verá López, afirmó que se ha detectado a indígenas que no tienen servicio de traducción, e incluso desconocen porque están encerrados.
"No se enteraron ni como les armaron sus crímenes ni siquiera sabían, ya estaban hasta sentenciados y no sabían, hasta ahorita que han aprendido algo de español".