La mayoría de las personas no se quieren mover más allá de su zona de confort - la zona de confort es un estado mental donde nos encontramos cómodos con nuestra vida actual, con nuestras aspiraciones cubiertas y sin presiones-, sin embargo, es allí en donde de verdad la magia empieza. Es donde podemos crecer, aprender y desarrollarnos de una forma tal, que expande nuestros horizontes y nuestras potencialidades más allá de lo que pensábamos que era posible.Cada persona es diferente a las demás, la diferencia entre cada persona y su zona cómoda son las aspiraciones y valores de cada uno.
A veces, el pensar en ir más allá de los límites de la zona de confort nos causa miedo, por ejemplo, en la universidad, participar en las discusiones de clase, en las lecturas, en los casos de análisis, Sabemos que tenemos algo que decir, que opinar, pero la inseguridad en nosotros mismos nos jala para permanecer en la zona de confort. Pensamos que somos los únicos que sentimos este temor, pero mucha gente siente lo mismo y frena de esa forma su propio desarrollo. A mi me sucedió de la misma manera, perder el temor de salir de la zona de confort no es fácil, además, por lo general, hay mucha gente alrededor que te desanima a hacerlo.
Una vez que rompes la barrera de esa zona, nadie te detiene. Hoy estoy en una posición en la que ayudo a muchos a salir de su zona y los animó a que lo hagan sin temor. Sobre todo, sin temor al fracaso. No siempre se gana a la primera, no es cierto tampoco, necesariamente, que la tercera es la vencida, pero a final de cuentas, sin importar el número de intentos fallidos, tarde o temprano se logra el objetivo. Que se requiere para salir de la zona de confort con éxito?
Dejar de tratar de engañarnos a nosotros mismos. Cuando permanecemos en la zona de confort, tratamos de convencernos a nosotros mismos que eso es lo mejor que podemos hacer. Por ejemplo, si somos estudiantes, pensamos que "participar no es tan importante". A veces, para no salir de nuestra zona cultural de confort, pensamos que el trabajo en equipo o las redes de colaboración no son tan importantes, que importa más la calidad del trabajo propio, el de cada quien. O que quienes participan en las redes son personas huecas que se justifican en los demás o que se sienten superiores a los demás y que nosotros no somos así. Este tipo de pensamientos tratan de encubrir nuestro temor de trabajar con otros o de hablar en público y nuestro rechazo a admitir que sentimos dicho temor.
Pregúntese el lector, a sí mismo: Si no experimento ninguna ansiedad en la actividad que he decidido hacer (o sea que es algo completamente cómodo y libre de estrés) y además es algo que ya se hacer y no me emociona al hacerlo, Ayudará a mi desarrollo personal? Me ayudará en mi carrera profesional? Seré mejor persona como resultado de ello? Si la respuesta honesta es NO, probablemente el lector está cediendo al temor de salir de la zona de confort, y está bien, todos pasamos por ello, y el reconocerlo, facilita el siguiente paso el cual consiste en usar el poder de la racionalización para que trabaje a favor nuestro y podamos salir de la zona.
En lugar de pensar en las razones para no salir de la zona de confort haciendo algo nuevo, pongamos a trabajar nuestro cerebro para enumerar todas las razones de por qué si vale la pena hacer algo. Pensar en cómo el tomar la iniciativa y empezar a trabajar en algo fuera de nuestra zona de confort, mejorará nuestro trabajo y nuestro desempeño, dándonos más oportunidades de desarrollarnos y adquirir más conocimientos de manera excitante, en lugar de estar cómodamente haciendo lo mismo de siempre sin estar conformes por ello. Contestando estas preguntas honestamente, adquirirá mucho coraje para salir de su zona y entenderá claramente el por qué quiere salir, auto motivándose para ello.
Para salir de su zona de confort, diseñe su propio plan de acuerdo a su situación particular. Querer salir de la zona sin un plan específico es algo demasiado temerario y no recomendable. Además, si el plan no se diseña con una estrategia adecuada, corremos el riesgo de terminar exactamente en el mismo lugar en donde estábamos al principio. Entonces, que estrategia usar? Se debe definir qué es lo más retador para uno mismo en particular y luego, definir (a veces es necesario pedir la ayuda de alguien más) las herramientas específicas que necesitamos para lograr triunfar en los retos que nos hemos fijado.
Busque alguien que le pueda ayudar a salir de su zona de confort. Aún con un buen plan, una buena estrategia y muchas ganas de salir adelante, tener a alguien que nos ayude, que impulse nuestro coraje, que nos de inspiración y retroalimetación asegurará nuestro triunfo. Puede ser un amigo, un compañero de trabajo, no tiene que ser, necesariamente, un "coach" profesional.
Cuando se trata de salir de la zona de confort, de la zona en donde estamos reprimiendo nuestras genuinas aspiraciones, no caigamos en el error de pensar que esto se da por magia, por sí solo. Toma tiempo adaptarse, diseñar la estrategia, hacer el esfuerzo, persistir y tener firme determinación. Con un plan sólido y el deseo firme de mejorar, los resultados pueden dar crecimiento y desarrollo extraordinarios. No se quede en su zona de confort sólo porque se siente bien. Muchas veces estar bien es enemigo de estar mejor.