A partir del inicio de su pontificado, el Papa Francisco entre otros temas humanistas ha dicho en conferencias de prensa que desea una Iglesia Católica "pobre y para los pobres", pero además con hechos concretos ha marcado la pauta de la humildad y caridad en su persona y desde luego para la jerarquía católica, con la esperanza de que no sólo se extienda hacia los feligreses católicos, que también ese llamado de solidaridad sea un mensaje para todos los líderes del mundo en sus diferentes representaciones y responsabilidades.
Una nación o pueblo se conoce como una comunidad humana que por lo general se supone que posee elementos culturales, vínculos económicos, tradiciones e historia comunes, lo que tiende a configurar un espíritu solidario; sin embargo en el actual mundo regido por el capitalismo es obvio que muchos valores se han perdido y cada gobierno, salvo excepciones, trata de ocultar la cruda realidad de los que menos tienen y los que viven en la miseria, sólo cuando tenemos crisis manifiestas como las actuales del orden económico, financiero y bélico como lo que está sucediendo en este momento en el Medio Oriente en donde se habla de un genocidio, además de las explicaciones étnicas, geopolíticas, etc.
En el fondo se trata de un hartazgo social contra sus líderes y que desembocan en guerras civiles, que obliga a intervenir a las naciones más poderosas en defensa de sus propios intereses, y lo que menos importa es remediar la miseria y el desamparo de millones de familias.- Desde tiempos históricos las guerras han sido motivadas por lograr mayor poder y riqueza, los conquistadores destruyen las economías de los vencidos y la población civil pero me refiero a los más desamparados que quedan inermes entre las luchas de los poderosos.- Casos actuales pero ancestrales lo que estamos viendo en Israel y Palestina, Siria y nuevamente Irak que se puede convertir en un desastre para todo el mundo y en todos los casos vemos los miles y miles de desplazados que quedan totalmente abandonados a su suerte y los gobiernos que están interviniendo apoyando a los grupos que les conviene, incluyendo la propia ONU, que ya mostró su total ineficiencia, manejan la retórica mediática o diplomática para convertir la culpabilidad en sinónimo de circunstancial o casual.
Lo cierto es que aun cuando se publicitan apoyos económicos y sociales para los países más pobres sabemos de antemano de la insuficiencia para resolver los problemas de hambruna e indigencia que cada día crece y se extiende incluso en países que en la economía moderna nos muestra como símbolos de vanguardistas en la superación económica, sólo que se trata de unos cuantos privilegiados.
La combinación concertada de los países considerados como del primer mundo deberían de invertir mayores recursos y definir una combinación de políticas sociales haciendo énfasis en los objetivos que permitan generar alivio a los países que enfrentan situaciones de miseria y pobreza extrema dentro de los planes macroeconómicos sin afectar a quienes tienen la oportunidad de generar riqueza; es igual para los países del Tercer Mundo y en el nuestro, donde se muestra que la política social que se lleva a cabo no ofrece alternativas para reducir la pobreza, no sólo en términos de ingresos y empleo, sino de acceso a la salud, educación, etc. Esperemos que lo que se asegura con las reformas estructurales den sus frutos en el menor tiempo posible antes de que el destino nos alcance.