En punto de las 21:30 horas comenzó el espectáculo de rock metal pesado de la banda Avenged Sevenfold, originaria de Huntington Beach, California. El Palacio de los Deportes albergó el cuerpo y alma de miles de jóvenes que en un frenesí musical, sacudieron sus cabezas y melenas al compás de las graves y agudas guitarras distorsionadas además de una batería con ritmos cadentes y otros sincopados.
M. Shadows, la voz cantante del grupo se disculpó por la demora y explicó las desventajas que arrojó una tormenta citadina, caos en todo el tráfico vehicular.
Comenzó el concierto con Shepherd of fire, en un perfecto movimiento sincronizado con la música, el escenario cambiaba de colores en sus luces y al fondo entre hileras de fuego, todo el tiempo se apreció la imagen de un gran Deathbat, un cráneo humano con alas de murciélago que simboliza a esta agrupación, la cual también es conocida como la "A7X".
Critical acclaim fue el segundo tema de la noche con la guitarra de Synyster Gates llorando y la de Zacky Vengeance rítmicamente acompañando. Con un bajo profundo Johnny Christ procedió a dar inicio al tercero de los temas, titulado: Welcome to the family.
En la cuarta posición de la lista, Hail to the king abrió el camino para el quinto tema: Doing time en el que algunas personas presentes en el concierto, derramaron alguna que otra lágrima por tan emblemática canción.
Chapter four fue el sexto de los temas que coreaba la gente, con Buried alive la multitud bailando se erizaba en la superficie, como la acción del ir y venir de las olas del mar.
El octavo tema titulado Burn it down dio paso a Fiction y a Nightmare, con esto hubo una salida en falso donde la gente se quedó aguardando impaciente por el retorno.
Las luces del escenario no se apagaron, solo se veían columnas de luz en color azul - violeta, cuando de pronto, un solo de guitarra recibió a los músicos ya refrescados y pusieron toda su energía en Afterlife.
Arin Llejay en la batería parecía estar llamando a un regimiento a combatir en: This means war. Con Almost easy y Seize the day los ánimos tendieron a bajar un poco de nivel pero en Unholy confessions y Bat country, se montaron en la más alta de las esferas del entusiasmo.
El concierto finalizó con: A little piece of heaven y tras dos horas de emoción trepidante, la multitud se retiró con su dolor de cuello obligatorio por el arduo head banging, pero muy contenta y salieron ordenadamente del recinto con casco color cobre.
