Todo mundo habla de los valores, tanto de su falta como de su adopción. Me parece que falta definir la palabra, como tantas otras a las que deberíamos especificarle su significación precisa, porque se puede prestar a diferentes interpretaciones. Nos encontramos ante un concepto polisémico que es lo mismo que decir: Trátese de una palabra de diferentes significados.
El más obvio es referirlo al valor de cambio, o sea, el económico. Muchos piensan que lo único necesario en esta vida es tener dinero y con ello existe la posibilidad de comprar todo lo que necesitas para ser feliz. De ser esto verídico, pensaríamos que los multimillonarios son plenamente felices, mucho más que el hombre sin camisa. Las noticias nos niegan la posibilidad de esta afirmación, ya que personas a las que consideras en buena posición económica acaban suicidándose. El dinero no les compró lo que a ellos les faltaba para sentirse felices. Hay algo más que el dinero no puede facilitarte y que al hombre le hace falta para la conquista de la plenitud de vida.
El triunfo también se considera un valor, pero cuantos triunfadores existen que tampoco parecen conseguir aquello que los llene plenamente. Michael Jakson triunfó, lo mismo que Robin Williams. En otros campos, existen otros triunfadores que no consiguen la felicidad plena; podríamos mencionar a la princesa Diana. Sobresalir en este mundo no lo es todo. A veces, el sobresalir, te conlleva la infelicidad.
En el campo de la religión, los valores morales son necesarios para conseguir el objetivo para trascender en esta vida y conseguir otra mejor; sin embargo, podemos perder el pie, o la cabeza, o la lógica al desdeñar la felicidad que tenemos a nuestro alrededor por el hecho de sacrificarlo todo por algo que la única seguridad que lo avala es la fe. Yo sé que es suficiente la fe, pero mi pregunta va más allá: ¿Qué es lo que buscamos en otro mundo que aquí no podamos obtener? El gozo, la plenitud, la felicidad, hay que tenerla en este mundo, que si no aprendemos a gozar los pequeños placeres de la vida que a diario experimentamos, no vamos a llegar capacitados para entender a los de la eternidad. El amor comienza con el que le dispensamos al que vemos, sentimos y nos relacionamos todos los días. Si no amamos al que vemos, ¿cómo podemos decir que amamos al que no vemos? Pura palabrería. Además, la medida es el otro; ama al otro como a ti mismo, y si lo amas a él, me amas a mí. Eso parecen decir los textos bíblicos. El valor moral es para aplicarse en esta vida terrenal, más su misma aplicación debiera acercarnos hacia la felicidad, si no lo hace, es que algo está mal.
El valor ético viene de la filosofía, lo cual me indica que primero se debe establecer un sentido de ser para identificar aquellas acciones que nos acercan a ese ser. Si nosotros definimos al ser como tener, ya nos amolamos, porque entonces habremos de supeditar todas las demás cosas a ese tener. Pero si definimos al ser de otro modo, entonces los valores habrán de cambiar. Hablamos de la realización del ser, más pocos pueden definir en qué consiste, o por lo menos en qué consiste la suya. En algunos, se me antoja que lo que buscan es la no vida, el no hacer nada, el no trabajar, el permanecer dependientes, inactivos, al igual que un muerto. Ahí sí, el ideal es el suicidio, por lo menos para evitar que la carga en que se convierte para los demás.
El valor civil viene de la política, o de la ideología. Para ello, tendríamos que plantear primero un estado ideal, lo que comúnmente llamamos utopía. Hace mucho tiempo, que no surgen nuevas utopías y en este ramo hemos perdido el rumbo. Nos dejamos llevar hacia una globalización que a nadie está convenciendo, y sin embargo, nadie hace nada. En el siglo XVIII y XIX, se generó el concepto de nación y muchos estaban dispuestos a dar la vida por la nación. Hoy, la palabra está en desuso, porque muchos se han dado cuenta de que ha sido usada como demagogia para aprovecharse del desprendimiento de unos en beneficio de otros. (Lo mismo sucede con los valores morales y yo considero que ningún tipo de valor debería de ser usado para la explotación del hombre por el hombre).
Los valores egoístas son los que se han impuesto últimamente y es lo que nos acerca y mantiene en el mundo caótico que padecemos. Cuando nos olvidamos de que todos dependemos de todos, tendemos a acabar con el mundo que nos rodea.