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Ensayo sobre la cultura

Marcel Proust

José Luis Herrera Arce

A los franceses, les da por hacer obras majestuosas donde tratan de analizar todos los recovecos de la lama humana. Si Balzac dedicó su vida al análisis de la sociedad gala en todos sus aspectos, en una obra que llamó la comedia humana, habiendo planeado cerca de 130 novelas en total y pudiendo escribir como 92, Marcel Proust reduce el análisis a su propia intimidad, y lo que hace es recordar los diferentes aspectos de su vida, pero lo hace con tal minuciosidad que la vuelve a vivir, y nos hace a nosotros recrearla en todos sus detalles. Con esto basta para que imponga un estilo en la literatura y sea pieza fundamental de la novela del Siglo XX.

Proust es una persona enfermiza que vive encerrado en su casa, en un cuarto que tenía cubierto con corcho; al menos eso es lo que dicen, pero se sabe que por las noches se daba sus escapadas para disfrutar de la vida nocturna en el ambiente social de clase alta, donde se había convertido en un personaje destacado.

Su obra más conocida se llama En busca del tiempo perdido y está compuesta por siete novelas. Mucho menos de las escritas por Balzac. Antes de ello, existe como una especie de borrador de lo que habría de ser su obra, se llama Jean Montuil y está compuesto solamente de dos volúmenes. Fuera de estas dos series de novelas, tiene otra serie de textos que se llama Los placeres y los días y que son artículos que gustaba de publicar en los periódicos franceses como un análisis de lo que pasaba en la sociedad de su tiempo.

Proust, definitivamente, pertenece a la clase alta o media alta, por lo tanto, no podemos esperar una gran crítica social del tiempo que le tocó vivir, ya que no refleja, a mi parecer, ningún tipo de tendencia socialista. Lo que hace es recrear el tiempo que le tocó vivir, pulverizándolo hasta el mínimo detalle en el recuerdo de tal forma que lo vuelve a vivir de nuevo. En esto estriba la importancia del autor, en la manera en que maneja el tiempo.

Por los largos caminos a Swam, es la primera de las novelas, de ahí le sigue A la busca de las muchachas en flor, El mundo de Gurmantes, Sodoma y Gomorra, La prisionera, La fugitiva (creo que esta última también se llama Albertina se escapa de nuevo) y el último es El tiempo recuperado.

Otra de las aportaciones del estilo de Proust es la manera tan maravillosa en que maneja el párrafo largo. Como el motor de su escritura es el recuerdo, cualquier palabra le puede remontar al pasado, y para ello, le basta el utilizar un punto y coma para variar de camino y perderse en los laberintos de su propia historia. Como ejercicio de redacción, es recomendable imitar el estilo y compararlos con otros que serían su antítesis, como el de Hemingway, que consiste en la frase corta y exacta con toda la economía de las palabras.

Como muestra basta el botón del inicio:

"Durante mucho tiempo, me acosté temprano. A veces, nada más apagar la vela, los ojos se me cerraban tan de prisa, que no tenía tiempo de decirme "me duermo". Y, media hora después, al pensar que ya era hora de buscar el sueño, me despertaba; quería dejar el volumen que creía tener aún en las manos y apagar de un soplo la luz; mientras dormía, no había cesado de reflexionar sobre lo que acababa de leer".

Proust es impensable sin el uso del punto y coma, un signo de puntuación que pocos saben utilizar, sobre todo en los tiempos modernos, en donde se tratan de evitar los rodeos y se quiere ser directo. Por eso la lectura de este autor nos ayudaría a recuperar la riqueza del uso de este signo que es fundamental cuando se quieren elaborar textos que sean poéticos. Vuelvo a insistir, los signos de puntuación no sirven para hacer pausas, sino para establecer relaciones entre las palabras. Aunque sé que es muy difícil ir en contra de la corriente educativa, no hay que dejar de subrayar en la misma historia; para ello, bastara recurrir a una gramática y revisar las reglas de uso de los signos.

Proust es el análisis de su propia personalidad, y a través de él, la sociedad de su tiempo. Una de las grandes influencias del Siglo XX que impusieron un modelo en la novela y que junto con Joyce y Faulkner, Kafka y Hemingway se convirtieron en los grandes maestros del Siglo XX.

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