Tlacaelel
Los aztecas tenían a un ideólogo o sacerdote que supo ser el poder detrás del trono y estuvo detrás de tres emperadores aztecas: Itzcoatl, Moctezuma ilhuicamina y axáyacatl. Si recordamos bien, los aztecas eran uno de los tantos grupos chichimecas que vinieron del norte a buscar donde establecerse en Mesoamérica. Al irse adentrando al territorio eran bárbaros como las etnias y se fueron aculturizando con el tiempo. Sirvieron como guerreros a los reinos ya establecidos, sobre todo a Azcapotzalco. Al principio todo mundo les tuvo miedo por su ferocidad; tanto así que los obligaron a habitar el lago. Después supieron imponerse y formaron la triple alianza, para al final derrotar a Azcapotzalco y convertirse en un gran imperio.
Tlacaelel, del que poco escuché hablar en mi escuela, fue el ideólogo principal de esta transformación de pueblo nómada y bárbaro en pueblo culto y poderoso. Las reformas que realizó se convirtieron en el punto de partida para que esto sucediera. Quemó los códices antiguos para rehacerlos y en los nuevos convirtió a su pueblo en el destinado, en el elegido, como otros pueblos en Asia y Europa han creído serlo. Mas no sólo eso, sino que rescató del panteón de dioses a Huixchilopoztli, convirtiéndolo en el más importante, un Dios solar que necesitaba del corazón humano para sobrevivir, y a Tláloc como el dios de la lluvia, lo cual dio un sentido de ser al ciudadano guerrero y a las guerras, hasta las floridas, que tenían como finalidad conseguir víctimas para el sacrificio. Esto fue el génesis del gran imperio encontrado por los españoles que a muchos les puede gustar y a otros no. Lo importante aquí es que un pueblo que no era nada, se convirtió en lo más grande de Mesoamérica que supo ser heredero de las anteriores culturas como la Olmeca y la Tolteca pasando por la Teotihuacana, de las cuales aún hoy nos admiramos por sus grandes logros en arquitectura, astronomía y demás campos del saber humano.
Hubo un hombre que le dio consistencia al alma de los aztecas; por decirlo de otro modo, los dotó de una filosofía para vivir. Aunque a muchos no les gustan las comparaciones podríamos hacerlo con otras culturas, que también encontraron a un hombre que los dotara de un sentido de la vida haciéndoles ver su importancia capaz de realizar grandes proezas: Moisés, Abraham, Mahoma Jesucristo, en la religión; Alejandro, Julio César, Napoleón, en lo político. Unos preferirán no encontrarse con esos nombres porque han escogido la comodidad de pasar la vida lo más tranquilamente posible sin muchos quebraderos de cabeza.
Últimamente se ha suscitado la discusión de los métodos educativos que evitan que el educando se traume, por un lado; por el otro, se le quiere hacer investigador de la vida, pero sin que exista nada que lo lleve a realizar de terminada acción porque psicológicamente eso resulta destructivo. Yo no sé de donde han sacado esas conclusiones los psicólogos, la historia lo que me está diciendo es otra cosa; los pueblos que han llegado a ser algo han sido en sus métodos educativos severos. El pueblo Azteca lo tenía, el calpulli; el pueblo griego, lo mismo. Es más, la historia demuestra que cuando la severidad se relajaba, entonces los pueblos vivían su decadencia. El lujo, la comodidad y la riqueza los descomponía. Los que leen historia lo saben.
Lo niños mimados son aquellos que están acostumbrados a no molestarse por nada. Si no lo tienen, lo arrebatan. No están educados para el bien social sino para el bien personal. De ahí viene la inestabilidad social que estamos viviendo, de esta cultura que se ha estado produciendo desde la escuela de no molestar al niño y al muchacho porque se puede traumar.
Los políticos acomodan a sus familiares en puestos donde obtienen buenos sueldos sin que sientan la obligación de cumplir con lo supuestamente encomendado. Esas son noticias de esta semana de los periódicos y de las redes sociales. Es producto de lo mismo. Buscamos la comodidad y la riqueza sin los sacrificios y por ello traicionamos los principios básicos productos de nuestras luchas, como la no reelección. Ahora se quieren reelegir porque resulta muy cómodo vivir en colonias exclusivas junto a la gente de poder y de dinero aislándose del pueblo común a quien se dice representar. Nos falta construir, de nuevo, una buena filosofía de vida nacional.