Necesidad. En su novela 'Fierros bajo el agua', Guillermo Arreola, encuentra su pasión por narrar.
En la novela del escritor y artista plástico mexicano Guillermo Arreola, "Fierros bajo el agua", Tijuana es una ciudad donde la pobreza, la homofobia, la impunidad y la marginación, son un cóctel que adereza la vida diaria de sus habitantes.
Publicada por la Editorial Joaquín Mortiz, la historia narra el regreso de Leonardo, quien busca aclarar la misteriosa muerte, 23 años atrás, de su joven amante Cas Medina.
"Se ha escrito bastante sobre Tijuana, cada quien aborda de acuerdo a su percepción y visión y tiempo la ciudad. A mí me interesaba abordar la ciudad de desde un aspecto muy escenográfico, y aspectos muy localizables a mediados de los años 80 y luego en el 2008".
Para Arreola, la ciudad fronteriza es un tema inagotable. Por el trazo histórico de la misma ciudad, tanto la literatura, como la historia, refiere el propio autor, le deben muchas más páginas a este espacio donde convergen tantas realidades.
"Mis intereses personales son sobre todo literarios, haciendo uso de la ficción, todo escritor está en la facultad de vislumbrar la realidad del lugar donde vive, no hay forma de darle la espalda, menos cuando se hace un planteamiento bastante marcada en el tiempo".
Con una lluvia de imágenes poéticas, y un recorrido paralelo en la historia, por la pintura y los escenarios plásticos de la ciudad, el también artista plástico construye una historia a modo de secuencia, una novela coral que reúne todas esas voces de personajes escurridizos.
"Construyo una historia que también es muy parecida a los procesos memorísticos. La forma en la que la memoria puede expresarse, ya que no es lineal, integrar a todas esas voces y ponerlas a interactuar, tiene el deseo de mi parte de dar una textura a la escritura".
Un relato detallado
Para Guillermo Arreola, además "Fierros bajo el agua", es una novela que experimenta el juego de los géneros literarios. En momentos pareciera ser que es un interrogatorio periodístico, como él mismo explica, pero a veces tiene un tinte a guión, a cuento, o incluso a una historia plagada de micro poemas salpicados por la cruda realidad.
Con un deseo de juego, que se puede ver en la distribución de los fragmentos, que parecen un rompecabezas, con párrafos cortos, que se vuelven viñetas, el autor comenta que buscó desde el inicio de la historia, hacer una invitación al lector para que se integrara con una intención lúdica en su novela, arriesgar, para encontrar el personaje lector.