Siglo Nuevo

Entrevista a Evodio Escalante (Segunda parte)

Nuestro Mundo

Entrevista a Evodio Escalante (Segunda parte)

Entrevista a Evodio Escalante (Segunda parte)

Ismael Lares

Es usted uno de los críticos que ha ejercido desde dos distintas trincheras, por un lado está el académico y por otro el crítico de divulgación. Ante esta coyuntura, ante el desdén que se ha dado entre una y otra ¿cómo reconciliar ambos discursos?

Me considero un ser anfibio que trata de combinar sin conflicto el periodismo y la crítica académica. La academia significa rigor, un rigor envidiable que hay que tratar de alcanzar para elevar el nivel de la crítica en nuestro país, pero igualmente puede ser sinónimo de acartonamiento, de rigidez interpretativa, de 'grisura' intelectual. El periodismo es un tanto más frívolo, si se lo quiere decir así, es más circunstancial e inmediato, pero tiene un pulso vital que la academia debería envidiar. Mis orígenes están en el periodismo y creo que debo permanecer fiel a esta procedencia inicial: hay que escribir para todos, no sólo para que te lean los especialistas. Yo me inicié como crítico literario en los años setenta a invitación de Carlos Monsiváis, quien dirigía entonces el suplemento de México en la cultura de la revista Siempre! Ahí publiqué reseñas de libros. Una nota mía sobre un libro de ensayos de Hermann Broch despertó el interés infundado de José María Pérez Gay: creyó que yo hablaba alemán y que conocía al dedillo la literatura germánica. Muy pronto se desengañó y no me volvió a dirigir la palabra. Reseñé la traducción que hizo Paz de William Carlos Williams y la Antología de la poesía surrealista latinoamericana de Stephan Baciu. Mi texto no sólo no le gustó a Octavio Paz sino que se burló de mí en la revista Plural poniéndome unas orejas de burro, como escolapio castigado y mirando al rincón. Son los gajes del oficio.

Tomando en cuenta la popularidad de los estudios culturales, ¿cuál es el compromiso del crítico con la sociedad, si es que lo tiene?

Servir a la verdad. No olvidar que la crítica social es uno de los nervios constitutivos de casi toda la gran literatura. Nuestros grandes poetas terminan siendo poetas críticos. La poesía de Vallejo, la de Neruda, la de Juan Gelman es en lo esencial una poesía crítica, no podía ser de otro modo.

A propósito de esta actualidad de los estudios culturales, ¿qué podrían aprender la crítica de divulgación o periodística y los críticos de, precisamente, los estudios culturales?

Quien se interese por los estudios culturales debe leer a Marx. Marx, que escribió un libro tan complejo y difícil como El capital, también escribió mucho para los periódicos. Su mejor libro, El 18 brumario de Luis Bonaparte, es en realidad una recopilación de artículos periodísticos. No hay que temerle al periodismo, es una forma de estar en contacto con un lector amplio y democrático.

¿Qué valor tiene el discurso crítico en la literatura contemporánea?

Todo el que le queramos conceder. Es el oxígeno que nos sirve para respirar y para no ahogarnos en la 'mediocracia'.

¿Es posible hablar de una redención social a través de la crítica literaria?

Sí, por supuesto, para mí la crítica literaria es una forma de la acción social, no importa que no se adviertan en ella efectos inmediatos. Es una forma de incidir en la actitud de los lectores. Es un intento, acaso imponderable, para cambiar al mundo. La crítica cambia al mundo, de esto estoy convencido.

Twitter: @ismael_lares

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Entrevista a Evodio Escalante (Segunda parte)

Clasificados

ID: 1041245

elsiglo.mx