La epilepsia es una enfermedad cerebral que se puede curar o controlar con cirugía, la cual alcanza hasta 80% de éxito, según la localización del daño y la evolución del padecimiento. (ARCHIVO)
El desconocimiento entre la mayoría de la población de que la epilepsia es una enfermedad cerebral impide que los pacientes acudan a solicitar atención adecuada en etapas iniciales y se presenten cuando el padecimiento está muy avanzado, reduciendo las posibilidades de control y curación.
La epilepsia es una enfermedad cerebral que se puede curar o controlar con cirugía, la cual alcanza hasta 80% de éxito, según la localización del daño y la evolución del padecimiento.
La recomendación mundial para someter a un paciente a cirugía es la falta de respuesta a cualquier medicamento durante dos años, sin embargo en nuestro país quienes requieren una intervención quirúrgica han padecido la enfermedad hasta por dos décadas, lo cual impide tener el éxito deseado.
Esto se debe al desconocimiento del médico sobre las diversas formas de tratamiento, así como a los mitos que hay alrededor de esta enfermedad.
Un 75% de los pacientes se controla con un medicamento, 15% con más de dos y el porcentaje restante, que es de 10%, no responde a los fármacos a pesar de ser en las dosis adecuadas para el tipo que padece, por lo cual se convierten en candidatos a cirugía.
Varios son los beneficios de la cirugía para epilepsia, sobre todo en pacientes graves, quienes gastan entre tres mil y 10 mil pesos mensuales sólo en medicamentos, además de que el grado de toxicidad de algunos de estos fármacos son intolerables por los enfermos, impidiendo continuarlos.
Aun cuando la cirugía es costosa, trae importantes beneficios al paciente, al dar la posibilidad de reparar por completo el daño o disminuirlo, y reintegrarlo a la vida social, familiar, escolar y productiva, de la que muchas veces son expulsados.
El riesgo de mortalidad quirúrgica en epilepsia es tan bajo como una de apéndice; sin embargo, aumenta cuando la persona tiene además algún padecimiento cardiaco, hepático o coronario, y en algunos casos, los pacientes requieren ser operados despiertos para evitar que se provoque daño en áreas cerebrales críticas como la memoria, el lenguaje, locomotora y las aledañas cuando el problema se encuentra en estas zonas.
Una cirugía de epilepsia dura en promedio de cuatro a seis horas, y si el paciente evoluciona favorablemente, al día siguiente puede empezar a caminar, en una semana se va a su casa y en un mes ya puede realizar sus actividades normales.
La epilepsia se puede manifestar con crisis visuales, motoras (convulsiones), chupeteo de labios o frotación de manos. Las causas son el trauma obstétrico; es decir, la falta de oxígeno en el cerebro al momento de nacer, los accidentes, la herencia y otras enfermedades como los tumores cerebrales y la neurocisticercosis. En México se estima una incidencia de poco más de 100 pacientes con epilepsia por cada 100 mil habitantes, 60% de los casos inicia en la infancia o antes de los 20 años de edad.
Cuando se presenta, es necesario utilizar por lo menos un medicamento a largo plazo, además de realizar estudios como encefalograma, resonancia magnética, medición de niveles séricos y tomografía para confirmar el diagnóstico y mantener un buen control de la enfermedad, a fin de permitir a la persona llevar una vida normal.
Esta enfermedad se puede atender en hospitales de segundo nivel, sin embargo, en casos graves es necesario acudir a dependencias especializadas.
La atención oportuna es sumamente importante, así como hacer a un lado los mitos y dejar de considerar a la epilepsia como una enfermedad mística, mágica o religiosa, ya que tiene una base científica bien conocida.