Tragedia. Una mujer cruza un puente cerca de la ciudad de Longtoushan, en la provincia de Yunna. (EFE)
Minutos después de un mortal terremoto en el oeste de China, los equipos de respuesta a desastres ya estaban en movimiento. A las pocas horas, ya habían entregado alimentos, tiendas de campaña y hasta instalaron una red de telefonía móvil G4, lo que muestra que China cuenta con suficiente experiencia y enormes recursos para hacer frente a los desastres naturales.
Pero aunque los militares lideran la operación -aprovechando la oportunidad de mostrar sus recursos y disposición a usarlos para el bien público- una gran cantidad de voluntarios, como estudiantes, grupos sociales y empresas privadas, son elementos prominentes de un esfuerzo, aunque a veces no los dejan hacer lo suyo.
"Estamos aquí para ayudar como podamos", dijo Song Lina, universitaria de 22 años de la occidental ciudad de Chongqing. Ella y una docena de amigos con gorras de pelotero y camisetas con la frase "Dando amor" caminaban los 5 kilómetros por una carretera destruida hasta el derruido poblado de Longtoushan. Actualmente se contabilizan 615 muertos. "Llegaremos al pueblo y le preguntaremos a los soldados y rescatistas qué necesitan que hagamos".
El sismo de magnitud 6.1 del domingo que azotó una zona montañosa de la provincia de Yunnan había dejado 589 muertos hasta el miércoles, lo que llevó a un esfuerzo masivo para reabrir carreteras y llegar a comunidades aisladas donde se temía había personas atrapadas en sus viviendas destrozadas. Los rescatistas sacaron a una mujer de 50 años de entre los escombros, 67 horas después de ocurrir el desastre. Liao Tengcui sufrió lesiones serias en la cabeza y una muñeca y no podía mover la pierna izquierda, pero estaba consciente.