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Era Garrik

Addenda

GERMáN FROTO Y MADARIAGA

En el poema de Juan de Dios Peza: "Reír llorando", dice el poeta:

"¡Cuántos hay que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio!"

Esa parte del poema, se aplica exactamente a lo que Robin Williams, estaba viviendo y por eso, entre otras cosas, posiblemente decidió suicidarse.

Con su actuación en varias películas, nos hizo reír y pensar: "La sociedad de los poetas muertos"; "Más allá de los sueños"; "Patch Adams"; y muchas más.

Pero su alma se consumía por dentro, presa del alcohol y de las drogas. Vidas vacías, rodeadas de lujos y glamour, que los mortales no alcanzamos a comprender, porque los creemos felices.

No sé si se deba al hecho de que tenía mi misma edad, pero su muerte me llega hondo.

Qué triste debe ser no tener una mano que tome la tuya por las noches, para sentirte acompañado.

Y para colmo, se suicida ahorcándose, cuando podía haber recurrido a una sobredosis, que supongo debe ser menos dramática.

Pero, qué importa el método, lo realmente importante, para ellos, es huir de este mundo que nos agobia y aprisiona.

La califican de "puerta falsa"; pero sólo el suicida sabe que al final de cuentas, es una puerta que conduce a otro lugar. No debe ser tan falsa, entonces.

Era Garrik, sin duda. Mientras nos hacía reír, él se desgarraba en llanto y sufría en silencio una pena inimaginable.

Pero demás, Robin, sabía el sentido de esa decisión, porque en uno de los diálogos de una película, uno de los protagonistas le confiesa que se quiere suicidar y él le contesta: "No lo hagas, no olvides que el suicidio, es una solución definitiva a un problema temporal".

He visto de cerca la depresión y es terrible. No hay sosiego, ni aliento para seguir viviendo. Nos parecería lejana, pero está más cerca de lo que imaginamos.

De hecho un lugar con un alto índice de suicidios es Saltillo; y no se hace nada especial por atender estos casos.

Desde luego no es fácil de detectar. He estado con personas un día y al siguiente me entero que se suicidaron y yo ni noté su estado de angustia.

Su hija Zelda, se despide de Robin con una carta hermosísima, para la cual pide prestado un texto del "Principito", de Antoine de Saint-Dxuperí, que dice así: "Tendrás las estrellas como nadie las tiene. En una de ellas estaré viviendo. En otra estaré riendo. Entonces será como si todas las estrellas estén riendo cuando mires al cielo por la noche. Tú y sólo tú tendrás estrellas que pueden reír".

Así como es importante tener un lugar dónde ir a llorar a nuestros seres ausentes, debe ser más edificante tener todo el cielo para hacerlo, porque las posibilidades, para aligerar esas ausencias, se multiplican.

Lo sé, porque vivo uno de esos casos y sigo hablando con mi amigo, al través de las estrellas, basado precisamente en esa creencia consignada en "El Principito".

Como a muchos, la determinación de Robin nos pega fuerte, porque uno los supone felices y resulta que no lo son. Luchan contra sus propios demonios y a veces, ellos los impulsan a tomar determinaciones extremas.

La vida tenemos que tomarla paso a paso. "Sin pausas, pero sin prisas", como diría Ortega y Gasset. Con una filosofía simple, que nos permita disfrutar sin angustias. Porque al fin y al cabo, una cosa es cierta: "No saldremos vivos de ella".

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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