EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

¿Es posible una lectura positiva a la exoneración de Raúl Salinas?

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

El ánimo está por los suelos. Tendemos a ver todo negro y pareciera que no es para menos: Tlatlaya; Ayotzinapa; la Casa Blanca; la otra casa, la de Malinalco; el dólar; los precios del petróleo y un muy largo etcétera. Harto ya de estar harto, como diría Serrat, me puse a buscar una lectura positiva a la exoneración de Raúl Salinas, intentando que mi cierre de año no fuera tan oscuro como lo ha sido el resto. Esto es lo que encontré:

La primera, la de su inocencia real, indica que Raúl jamás tomó un peso mal habido y que tanto su encarcelamiento como todo largo el proceso al que estuvo sometido por 19 años fue la resultante de una venganza política de Ernesto Zedillo. De ser así, estaríamos ante una evidencia contundente del sometimiento del Poder Judicial ante el Ejecutivo y, por tanto, esta no es la lectura favorable tras la cual ando. Paso a la siguiente.

Raúl Salinas resultó exonerado porque, la Procuraduría General de la República fue incapaz, luego de 19 años y de múltiples evidencias como la documentación oficial falsa, de construir un caso sólido para demostrar la culpabilidad del "hermano incómodo". Rápidamente descubro que esta explicación tampoco me conduce a nada bueno, porque se presenta como una muestra más de lo altamente ineficaz que es la PGR. Así es que sigo por otra vía.

Raúl Salinas de Gortari fue declarado inocente porque, pese a su culpabilidad, su poder y su fortuna (hay que recordar que la mayor parte de la misma, ya le había sido devuelta hace unos años) le alcanzó para persuadir a los jueces que tuvieron a su cargo su caso… No, esta tampoco sirve. Una más.

Carlos Salinas, el expresidente, es el poder detrás de quien hoy se sienta en la silla presidencial, de tal forma que le ordenó liberar a su hermano… No, no… otra más. El PRI regresó a los Pinos y en medio de tantos escándalos y tantas sospechas, el partido decide acelerar la exoneración de Raúl y hacerla pública para enviar un mensaje contundente a la Nación: Ni se ilusionen pidiendo castigo a los corruptos porque, hagan lo que hagan, éstos quedarán libres. No, tampoco… El problema es que ya no se me ocurre ninguna otra que no sea aquella de que habitamos un mundo alterno (como aquel mundo bizarro de los comics de Superman, en donde todo funcionaba al revés), pero, evidentemente, ésa ni yo me la creo.

Así las cosas, no me queda otra que reconocer públicamente mi fracaso. Me queda claro que las buenas intenciones no bastan… Mi intelecto no me alcanza para responder afirmativamente a la pregunta que da título a esta reflexión. Mis disculpas.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1069572

elsiglo.mx