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Está en el ADN

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

¿Te has preguntado alguna vez, por qué te identificaste inmediatamente, con aquella persona que acababas de conocer? ¿O, por qué te llevas mejor con un hermano que con otro?

El secreto, de acuerdo a una investigación de la Universidad de California, en San Diego, se encuentra en el ADN de las persona. El AND nos sólo nos identifica, como individuos, sino que además nos permite identificarnos con seres semejantes que poseen idénticas características genéticas.

Dicho en términos campiranos: "Los pajaritos del mismo color vuelan juntos".

Por el contrario, existen personas que con solo verlas nos causan repulsión; y ello se debe a que su ADN es totalmente opuesto al nuestro.

Son esas personas de las que decimos que tienen mala vibra y en verdad la tienen, pero no para todos, ellos encontrarán personas con las cuales se habrán de identificar.

Yo me identifico bien con mis familiares, porque seguramente tenemos el mismo ADN, pero hay algunos con los que me unen identidad de gustos.

Ese es el caso de mi sobrina Laura Leticia, que no a temprana edad encontró una de las vocaciones más hermosas del mundo: la de la pintura.

El domingo pasado, mi hija Lau, nos invitó a una exposición de pintura, en el Paseo Colón y tuve oportunidad de admirar una vez más, dos de sus hermosas obras.

Ella es afecta a pintar pájaros y tiene unas pinturas de petirrojos, verdaderamente maravillosas.

Yo admiro a los pintores, porque de sus manos salen cosas hermosas.

Cuántas horas me pasé en Florencia o en París, admirando a los pintores callejeros. Esas personas que se conforman con vender uno o dos cuadres al día, que acaban de pintar ahí mismo, y con eso viven felices. Ya sacaron para pasar ese día y no necesitan más.

Sus manos son el instrumento de trabajo. Es como Serrat o Sabina, que con tan sólo una guitarra, su voz y su inspiración, te arman todo un espectáculo. ¿Qué más le pueden pedir a la vida?

Así es mi hija Laura Lety, que se la vive pintando para ella y de cualquier imagen hace un cuadro, como cuando pintó un pájaro posado en su mano y lo pintó así, porque así sucedió y porque la sensibilidad se lleva en el alma y no en los ojos.

Hay personas que no se emocionan ni ante la magnificencia del David de Miguel Ángel o la Mona Lisa. Es más, son incapaces de admirar un atardecer lagunero, cuando viajan de regreso a Torreón, por la carretera a Saltillo. ¿Hay acaso un rosa más hermoso que el color con el que Dios pinta esos atardeceres? Claro que no.

Hay quienes no se conmueven ante nada ni ante nadie. Son aquellos que tiene corazón de piedra y morirán sin haber conocido las bellezas de este mundo.

Uno debe abrirse al mundo, aunque después, como con cernidero, vaya separando el grano de la basura. Pero para saber distinguir hay que probar, aunque no nos detengamos mucho tiempo con la gente que nos causa repulsión, por su forma de comportarse.

Lo curioso del ADN, es que a veces nos basta el simple olor de la persona, para saber que no somos compatibles. Al fin, somos seres de la especie animal y así se identifican ellos.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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