-Ayotzinapa, Iguala, la 'casa blanca' son todos hechos que nos harán mejores como sociedad.
El término de "Estado Fallido" comenzó a rondar a México en el 2009 después de que un director saliente de la CIA, Michael Hayden, describió la violencia en nuestro país como un riesgo mayúsculo para la seguridad nacional de EU.
Casi al mismo tiempo un informe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas estadounidenses se refirió al "peor escenario" de que Paquistán o México pudiesen colapsar o convertirse en estados fallidos.
El término fue rápidamente adoptado por dos grupos disímbolos: el movimiento lopezobradorista, motivado por el cuestionado triunfo electoral de Felipe Calderón, y los medios de derecha estadounidenses, ansiosos siempre de apoyar políticas represivas y de cerrazón en torno a su frontera sur, particularmente una posible reforma migratoria.
Así, alimentado por esos dos grupos y sin mayor dato que lo sustentara, el concepto de México como un Estado fallido o en riesgo de serlo fue en aumento, y cada noticia trágica relacionada con el crimen organizado sólo servía para confirmar esa especie.
Concluyó el sexenio de Calderón y más o menos al mismo tiempo se retiró de la mesa la posibilidad de una reforma migratoria, y se dejó de hablar del tema. Por el contrario, medios, empresarios y políticos internacionales se subieron al tren del "Momento Mexicano", asombrados por la capacidad de la clase política de lograr acuerdos para reformas sustantivas.
Los trágicos e indignantes acontecimientos de Iguala y todo lo que desde entonces hemos visto han dado renovadas energías a los grupos más absolutistas e irreconciliables de la oposición de izquierda, y al mismo tiempo, y por separado, para despertar de su letargo a un sector muy amplio, muy importante de la sociedad mexicana.
Articulados en torno a algunos slogans y hashtags altamente apropiados para los tiempos de las redes sociales en que hoy vivimos, las protestas giran en torno al #Yamecansé, al #RenunciaEPN, y también al resurgimiento del concepto y la discusión en torno al Estado fallido.
Yo observo una clara diferencia entre la justa indignación, escándalo y desesperanza de una población que ve cómo su país sigue empantanado en la violencia, la impunidad y la falta de aplicación de la ley, y el comprensible aunque no por eso justificable aprovechamiento político de la circunstancia. Tristemente, no ha habido partido que no trate de sacar raja de un drama que debería ser motivo de unión nacional y no de cinismo electorero.
Eso me lleva a la segunda parte de la pregunta del título de este apunte. ¿Es solo el Estado mexicano el fallido, o lo es la sociedad? Una sociedad de escépticos, de doble moralistas, en la que todos piensan que las reglas aplican sólo para los demás, en que la intolerancia, la falta de respeto por los diferentes, la falta de empatía, son moneda corriente.
Somos los mexicanos muy dados a la tragedia. Educados como hemos sido en la crónica de derrotas recurrentes, nos resistimos a creer en lo positivo y tendemos a magnificar lo malo, lo catastrófico.
Nunca nadie me ha acusado de ser un optimista, pero yo sí creo que Ayotzinapa, Iguala, la casa blanca son todos hechos que nos harán mejores como sociedad, y tarde o temprano como país, porque nos han despertado. A pesar de los oportunistas y los cínicos de todos los partidos.
En cuanto al "Estado Fallido", solo un apunte: en el Índice de Estados Frágiles del reconocido Fund for Peace (http://ffp.statesindex.org) México aparece en el lugar 105 de 172 (mientras más alto el lugar mejor, Finlandia gana en el sitio 172), mejor calificado que Rusia, Turquía, la India, Venezuela o Israel.
México tiene serios problemas, sobre todo de pobreza, desigualdad y ausencia de un efectivo Estado de derecho y aplicación de la ley. Negarlo o minimizarlo sería irresponsable. Pero de ahí a declararnos fallidos, como país y como sociedad, hay un enorme trecho que, como mexicano, no estoy dispuesto a cruzar.
@gabrielguerrac
Internacionalista
