Impedimentos. Una Ley del George W. Bush impide a repatriación de niños migrantes a sus países. (ARCHIVO)
Las restricciones jurídicas, políticas y humanitarias que pesan sobre el gobierno del presidente Barack Obama para hacer frente a la ola de miles de menores centroamericanos que ingresaron sin permiso al país salieron a relucir ayer domingo en diversas entrevistas.
Una ley de la era del presidente George W. Bush dirigida contra el tráfico de personas impide al gobierno repatriar a los menores sin detenerlos ni someterlos a una audiencia de deportación.
En contraste, los menores de México y Canadá pueden ser repatriados con más facilidad. El gobierno dice que desea mayor flexibilidad en la ley para proceder en el caso de los menores centroamericanos.
Sin embargo, incluso si el Congreso acepta esa petición, el cambio serviría de poco para sosegar las disputas partidistas y reducir los complejos desafíos logísticos y humanitarios que rodean el asunto.
El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, dijo ayer domingo que el gobierno ha agilizado considerablemente el procesamiento de los adultos que ingresan sin permiso y ha comenzado a abrir nuevas instalaciones de detención.
Johnson reconoció que los menores procedentes de América Central que llegan solos representan el problema más incómodo. Unos 9,700 fueron detenidos solamente en mayo.
Todas estas personas enfrentan "un procedimiento de deportación" al margen de su edad, declaró Johnson. El gobierno, dijo, "considera la creación de opciones adicionales para enfrentar en particular al asunto de los menores de una manera congruente con nuestras leyes y valores".
Cuando se le insistió que precisara si se deportaría con celeridad a miles de menores centroamericanos, Johnson dijo que "necesitamos encontrar mecanismos más eficientes y efectivos para revertir esta ola y hemos comenzado a hacerlo".