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Experimento monetario

SALVADOR KALIFA

El Comité de Mercado Abierto (Comité) de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos (EU) confirmó la semana pasada el final de la tercera ronda de su programa de relajamiento cuantitativo, uno de los experimentos más osados en materia de política monetaria.

Las tres rondas de compra de bonos contribuyeron a que la Fed posea en su balance más de cuatro millones de millones de dólares de esos instrumentos de deuda, alrededor del 20 por ciento del saldo de todos los bonos del Tesoro y los bonos respaldados por hipotecas.

Es muy temprano para determinar cuáles fueron los resultados de ese programa, puesto que si bien terminó la compra de bonos, existe todavía el compromiso de mantenerlos en el balance de la Fed por un tiempo indefinido.

El experimento del relajamiento cuantitativo no terminará, por tanto, sino hasta que ese balance regrese a la normalidad, lo que en palabras de Janet Yellen, puede tomar hasta el final de la década.

Mientras tanto, los mercados pondrán su atención en la siguiente etapa de normalización de la política monetaria estadounidense. Específicamente en saber cuándo comenzará la Fed a elevar su tasa de referencia, que se encuentra entre 0 y 0.25 por ciento desde diciembre de 2008.

Todo este tiempo la Fed ha insistido que su decisión sobre el momento en que empezará el aumento de tasas dependerá de los datos sobre la evolución de la inflación y el empleo. El lenguaje del comunicado de la semana pasada fue, en estos temas, más optimista que en el pasado.

Con respecto al crecimiento de los precios, no obstante que es inferior a la meta del 2 por ciento, la Fed opina que "la probabilidad de que la inflación se coloque persistentemente por debajo del 2 por ciento ha disminuido algo desde el comienzo de este año". Esta opinión aparece aun cuando la disminución del precio del petróleo, la apreciación del dólar y la falta de presiones salariales pudieran retrasar el regreso a la meta oficial.

En relación con el empleo, señaló que "ha habido mejoría substancial en el panorama para el mercado laboral" y la economía tiene suficiente fuerza para apoyar el tránsito hacia el pleno empleo en un contexto de estabilidad de precios.

En efecto, los datos recientes apuntan en ese sentido. La nómina no agrícola se encuentra ya por encima del nivel previo a la Gran Recesión, mientras que la tasa de desocupación está a unas décimas de llegar al intervalo de 5 a 5.5 por ciento que la Fed considera como pleno empleo.

La Fed insiste, sin embargo, que para determinar qué tanto tiempo será apropiado mantener el intervalo de referencia entre 0 y 0.25 por ciento, seguirá evaluando el progreso hacia sus objetivos de pleno empleo y de inflación. Si es más rápido de lo que espera el Comité, se adelantará la fecha de la primera alza, mientras que si es más lento, se retrasará.

Los mercados, no obstante, se resisten a creerles a los funcionarios de la Fed, ya que éstos esperan una trayectoria de alzas más agresiva que los inversionistas, según se deriva de las expectativas de ambos. Por ejemplo, la Fed estima una tasa de interés, tanto para diciembre del 2015 como del 2016, de más de un punto porcentual superior a la esperada por los mercados.

Lo que no se discute es que cada vez está más próximo el inicio de las alzas, que en mi opinión será precedido de la desaparición, en alguno de los comunicados entre enero y abril próximos, del compromiso de que el nivel de 0 a 0.25 por ciento se mantendrá por un "tiempo considerable".

Luego vendrá el primer aumento de la tasa de interés, que es probable suceda antes de finalizar el verano de 2015, con la advertencia de que la Fed considera que "las condiciones económicas pueden requerir, por algún tiempo, mantener la tasa objetivo de los fondos federales por debajo de los niveles que el Comité ve como normal en el largo plazo".

El mensaje es que el alza de tasas será suave y lenta, así como que puede tomar varios años, quizá dos o tres, para alcanzar el nivel "normal", que las estimaciones de los miembros de la Fed ubica entre 3.5 y 4 por ciento.

El principal reto para la Fed en el futuro próximo no está, sin embargo, en determinar el periodo que le tomará llevar su tasa de referencia a la "normalidad", sino en evitar que cuando llegue el final de su experimento monetario, esto es, la desinversión de los bonos adquiridos desde 2008, se presenten repercusiones negativas sobre los mercados y la economía.

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