Facial vampiro, entre la moda y la realidad
La vanidad humana parece encontrar cada vez nuevos horizontes, los tratamientos para mejorar nuestro aspecto y tratar de prolongar la juventud son tan variados como la imaginación lo permite. Masajes, baños, vapores, cremas y lociones son parte de la muy larga lista de intentos por alcanzar el estado “óptimo” de belleza.
Sin embargo, uno de los tratamientos cosméticos más recientes, y también uno de los más extremos, es el llamado facial vampiro, opción sólo para aquellas personas dispuestas a resistir ciertos niveles de dolor en busca de la apariencia deseada.
Cuando una persona tiene el rostro cubierto de sangre usualmente se asume que le ha sucedido un accidente o que tuvo alguna pelea recientemente, sin embargo, esta imagen se encuentra a punto de cambiar gracias a las nuevas técnicas de la cosmética moderna y, sobre todo, con el facial vampiro.
Se le llama “vampiro” a este nuevo tratamiento cosmético debido a que se trata de una técnica que utiliza la sangre como principal elemento, sangre que se extrae generalmente del brazo o incluso la pierna de la persona interesada, posteriormente se le somete a un proceso de centrifugado en tubos de ensayo por varios minutos hasta que se separan elementos como las plaquetas y el plasma, la sangre se coloca en una jeringa y luego se inyecta en el rostro.
El procedimiento comenzó a utilizarse en los consultorios de los cirujanos plásticos a finales de 2008. En Estados Unidos las técnicas de eliminación de arrugas ya empleaban algunas sustancias inyectadas o cremas para dar efecto lifting (estiramiento y levantamiento facial), generalmente con químicos que brindaban firmeza y buen aspecto al rostro.
Fue dentro de las múltiples variables del lifting que nació la idea de inyectar sustancias cada vez más naturales al cuerpo, algunas pacientes presentaban reacciones alérgicas y buscaban acercarse a lo menos dañino dentro de sus tratamientos cosméticos y eventualmente llegaron a ver a la sangre como la opción ideal. Fue así que se comenzó a inyectar la propia sangre de las pacientes en las áreas de ojos, frente y mejillas, es decir, donde se originan las llamadas líneas de expresión.
La idea no era tan popular debido a que implica agujas, sangre y un costo de más de mil 200 dólares en su aplicación. El tratamiento estaba destinado a fracasar y ser abandonado por los cirujanos y cosmetólogos.
Sin embargo, todo cambió a raíz de que la socialite estadounidense Kim Kardashian se sometió a un facial vampiro y mostró todo el procedimiento a través de su programa de televisión Keeping up with the Kardashians en 2013, en uno de sus capítulos Kim Kardashian acude a un consultorio acompañada de uno de sus amigos y se inyecta su propia sangre en el rostro.
En las escenas, la celebridad incluso llega al llanto y da muestras claras de dolor durante el facial, situación que lejos de ahuyentar a la gente de someterse a ese tratamiento lo hizo más popular.
Desde entonces, cientos de cirujanos plásticos y salas de belleza en Europa, Estados Unidos e incluso América Latina han ofertado este procedimiento extremo como lo más nuevo en regeneración facial, siempre ayudados con la referencia y la popularidad de Kim Kardashian.
Los defensores de este procedimiento aseguran que el proceso de centrifugado de la sangre y su aplicación bajo la piel del rostro “rellena automáticamente las arrugas y favorece la generación de tejido joven, además de que mejora la circulación”.
No obstante, todavía no existen pruebas clínicas serias que comprueben que realmente existen beneficios a la salud cuando se aplica el facial vampiro, por lo menos en el mediano y largo plazo los efectos no resultan efectivos con la simple aplicación de la sangre centrifugada.
Hasta el momento la comunidad médica internacional indica que los pacientes que se inyectan sangre en el rostro únicamente podrán sentir un “efecto de relleno temporal” en las áreas donde se aplique la inyección, que a pesar de que no tenga riesgos de alergias u otras reacciones no representa un tratamiento con “efectos positivos a la salud”.
No obstante, sí existen algunas recomendaciones que los médicos ofrecen a todas las personas que insisten en someterse al facial vampiro:
En todo momento se tiene que ver por la higiene y la seguridad, algunas clínicas de belleza ofrecen el facial sin contar con máquinas centrifugadoras de sangre y tubos de ensayo desechables, situación que representa un riesgo sanitario.
Las agujas que se utilicen deben de estar dentro de sus paquetes, se deberá de emplear una aguja de una medida para extraer la sangre del brazo y otra más pequeña para inyectar el rostro.
Sólo se encuentran capacitados para realizar este facial los médicos cirujanos plásticos con cédula profesional, los cosmetólogos y otros “especialistas” de belleza que lo ofrezcan no cuentan con conocimientos sobre salud apegados a la comunidad médica, la capacitación es un tema fundamental a la hora de tomar la determinación de realizarse este facial, pues el costo es uno de los más elevados de la industria de la belleza (mil 500 dólares en promedio).
Siempre será importante saber con exactitud lo que representa cada tratamiento de belleza, antes que la moda o la popularidad se debe de anteponer la salud y el bienestar.
Twitter: @betoiturria