Familias en pobreza le temen a las lluvias

Aunque para la mayoría de las personas la lluvia es una bendición, hay quienes ven las nubes y se ponen a temblar, pues saben que en minutos el agua puede acabar con lo poco que tienen y hasta dejar en la calle a sus familias.

Marcos Aguilar Solís, se desempeña como cargador en el mercado de abastos Francisco Villa, trabajo del que se ausentó tres días para forrar de hule el interior de un cuarto de tablas y cartón.

Y es que las precipitaciones pluviales que se registraron hace una semana, exhibieron la vulnerabilidad en la que vive con su esposa Martha Hernández y sus tres pequeños de entre uno y cinco años de edad.

En recorrido por la colonia San José III de la capital, la familia Hernández abrió las puertas de su humilde casa, en la que muebles y ropa se encontraban apilados en el sitio en el que menos agua les caía.

El mayor de sus pequeños, de nombre Francisco, estaba en casa y no en el kinder, debido a que no tenía ropa limpia que ponerse, según arguyó su mamá, mientras señaló un montón de prendas húmedas y hasta enlodadas.

Como en la mayoría de las casas de la colonia, esta familia no tiene piso firme, mientras que el techo de su jacal, en partes es de lámina y en otras está cubierto con lonas y cartón.

Cayeron los dos primeros aguaceros de la temporada y fueron varias las colonias afectadas en la ciudad; en la colonia San José III, algunos corrieron a las tiendas a comprar tramos de hule, aunque a otros les alcanzó para láminas.

Sin embargo, son muchos los que están esperanzados a que se presenten las autoridades a apoyarlos con los materiales mencionados, pues dicen que apenas tienen para comer.

Lo que a Aguilar Solís le angustia es que sus hijos la pasen mal con la próxima lluvia, ya que con la tormenta que se registró el domingo pasado todo se les mojó. Incluso él y su esposa tuvieron que cubrir a los niños con sus cuerpos.

El siguiente aguacero terminó por echar a perder el cuarto en el que duermen, por lo que tuvieron que poner a secar al sol el colchón que comparte toda la familia.

Marcos tuvo que tomarse algunos días para reforzar un cuarto con hule para meter la cama, la tele, el radio y la estufa, así como a su familia, esperando que se les meta menos agua si vuelve a llover.

Aunque los fraccionamientos que se encuentran alrededor de esta colonia cuentan con todos los servicios y se encuentran en condiciones totalmente distintas, en la San José III parece haberse detenido el tiempo y el progreso.

La mayoría de las casas tienen letrina y fosa séptica, el servicio del agua potable es parcial, el alumbrado público deficiente y la recolección de basura ocasional, según refieren los habitantes del lugar. Aunque todo esto se puede corroborar a simple vista.