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Fantasías sexuales

El derecho a tenerlas... o no

Fantasías sexuales

Fantasías sexuales

Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

Recordar la figura de la persona que vio en el trabajo, en la calle e imaginar una escena romántica o sexual con ella es lo que constituye una fantasía sexual. Estos pensamientos estimulan la libido provocando en las mujeres lubricación vaginal y en los hombres una erección. Muchos terminarán masturbándose para liberar la tensión sexual.

Soñar despierto, poniendo cara de atención en clase, mientras se imagina una tórrida escena sexual con la maestra, es un ejemplo claro de fantasía sexual.

Las fantasías sexuales son formas de ensayo para lo que será la vida sexual con una pareja. La persona soñadora evoca imágenes de cómo le gustaría que las cosas ocurrieran, construye un escenario del nivel que, de acuerdo a su moral, sea permitido para él o ella.

Existen muchos casos de individuos que nunca se dan permiso consciente de fantasear sexualmente por considerarlo impropio, indecente o morboso.

La fantasía sexual, como se explicó anteriormente, no tiene otro fin que el de preparar al joven a su futura vida sexual activa. En este momento la fantasía es un acto solitario, asociado con frecuencia a la autocomplacencia sexual.

FANTASIAS SEXUALES EN PAREJA

La intimidad sexual en pareja puede llevar a una rutina. La búsqueda de placer sexual requiere de la excitación inicial y muchas parejas la van perdiendo con el paso del tiempo, a veces rápido, a veces lento, pero inexorablemente el tedio íntimo hace su aparición.

Uno o los dos miembros de la pareja pueden adivinar cómo se van a dar los pasos para de las primeras caricias llegar al término de la intimidad sexual. En este momento aparece la salvadora fantasía sexual; el varón evoca la imagen de la anatomía de la chica del calendario o de la joven atractiva que vio en televisión y…asunto resuelto.

La mujer, más dada a mirar hacia adentro, recuerda a alguna pareja real o imaginaria que logró despertar sus hormonas sexuales y… ¡Ya está lista!

Las fantasías como su nombre lo dice, son mágicas, logran resultados instantáneos, pero, no permanentes. No se puede vivir en una fantasía sexual más allá de unas horas, o estaríamos hablando de un trastorno psíquico.

La realidad alimentada exclusivamente de fantasías sexuales, no salvará a la pareja de llegar a excesos a fin de mantener estimulada su relación. Ninguna pareja se podrá sostener exclusivamente en la fantasía. La realidad se impondrá.

EL RECHAZO A LAS FANTASÍAS

Fantasear personalmente es un acto privado, íntimo. No requiere de revelar al otro que se está recurriendo a ello. Otra cosa ocurre cuando se busca involucrar a la pareja en la fantasía. Imaginemos el siguiente dialogo:

Él: Tengo ganas de que te vistas como colegiala. Fui a la sex shop y encontré este traje. Pruébatelo. ¿Quieres?

Ella: ¡Qué te pasa! ¿Ya no te gusto, o te gustan las jovencitas?

Es obvio que la mujer se ofendió porque supuso que su pareja ya no se sentía atraída por ella y sí por chicas jóvenes estudiantes.

El temor a no ser lo suficientemente atractiva la llevó a negarse a hacer esta fantasía, provocando entre ellos un disgusto y una tensión que perjudicará más su vida sexual.

Otro ejemplo:

Ella: Quiero pedirte que hagamos una fantasía. Me voy a vestir sexy y cuando entre al cuarto, tú vas a tomarme como si fueras un violador, me amarras y me fuerzas, bueno, haces como que me fuerzas. ¿Está bien?

Él: Uh, ahora resulta que tenemos que recurrir a fantasear sexualmente para llegar a excitarnos. Ahora tengo que dejar de ser yo, para convertirme en un extraño que te viola. ¡No quiero!

La explicación a esta conducta puede ser el temor a no ser lo suficientemente hombre viril para excitar sexualmente a su mujer y tener que disfrazarse para parecerse a no sé quién. El miedo a no dar la medida puede provocar en el hombre la respuesta contraria a la excitación sexual: la inhibición de la respuesta sexual que produce disfunción eréctil.

Lo que se atribuye a la otra parte es crucial para quien rechaza las fantasías sexuales.

El considerarse feo, incompetente, indeseable y atribuir estos pensamientos a la pareja puede llegar a dañar poderosamente la auto aceptación y confianza que cada quien necesita para disfrutar su vida sexual.

Participar en una fantasía sexual de ninguna manera quiere decir que esa será la forma de vivir la sexualidad para siempre. Es necesario ubicar a la pareja en que la fantasía es eso, algo imaginario, no real.

TEMORES COMUNES

SITUACIÓN: “Si me imagino que estoy con otra persona, entonces soy infiel”

EXPLICACIÓN: Esta manera de ver a la fantasía es equipararla con la realidad. Imaginarse en el papel de otra persona en un acto sexual es atribuirse la capacidad de experimentar sensaciones que la otra persona siente o vive, algo imposible en lo real.

La delgada línea entre lo real y lo imaginario es lo que hay que mantener muy claro. ¡Fantasear es irreal, sólo es un juego!

SITUACIÓN: Imaginar un intercambio de pareja; “Esta idea me obsesiona, me siento sucia al pensar que mi esposo lo hará con otra mujer y yo con otro hombre”.

EXPLICACIÓN: Los caminos de la excitación sexual humana son tortuosos, curvos, en forma de laberinto. No fáciles de explicar.

Imaginar un intercambio de pareja no necesariamente se equipara a llegar a realizarlo.

Quien disfruta imaginando situaciones como esta no está obligado a llevarlas a cabo en la realidad.

SITUACIÓN: “A mi pareja le gusta ver películas porno”

EXPLICACIÓN: Es una manera de gozar sexualmente espiando a otros, aunque sea a través de un video actuado o real.

Los videos sexuales van de un grado sencillo hasta totalmente agresivos y pornográficos.

Muchas parejas utilizan una película pornográfica para excitarse de forma previa al encuentro con su compañero sexual, fantaseando con lo que vieron en el video.

EPÍLOGO

Las formas de fantasear sexualmente son tan variadas como cada pareja lo permita. El aceptar o rechazar usar fantasías sexuales es una opción que cada pareja debe hacer.

Nadie está obligado en la relación intima a aceptar lo que no le agrade, le cause repulsión o daño. Rechazar la fantasía sexual no es un rasgo de inhibición sexual. Es un derecho.

Si la persona tiene dudas sobre lo que siente auténticamente con respecto a las fantasías sexuales, entonces se recomienda la atención psicológica y sexual profesional.

www.sexologosilvestrefaya.com

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