Las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) rechazaron declarar una nueva tregua unilateral con motivo de los comicios legislativos de marzo próximo y reiteraron su solicitud de cese al fuego bilateral.
Al continuar en La Habana el diálogo de paz, el delegado rebelde Andrés Paris dijo que las FARC mantienen vigente la propuesta de un cese bilateral de acciones -que ha sido rechazado por el gobierno de Juan Manuel Santos- y la suscripción de un acuerdo humanitario.
Indicó además que la agrupación rebelde se declaró “en estado de observación” sobre el escándalo de supuesto espionaje de un sector del ejército a las pláticas de paz, que se llevan a cabo en la capital cubana desde noviembre de 2012.
Paris señaló que la corrupción y los escándalos como el supuesto caso de espionaje a negociadores del gobierno y también de la guerrilla, sacado a la luz pública por la revista Semana, amenazan el proceso de paz.
De acuerdo con Semana, sectores del Ejército, al parecer sin conocimiento del Ejecutivo, instalaron en 2012 una oficina en Bogotá para interceptar comunicaciones de miembros del equipo gubernamental en las pláticas de paz.
Paris leyó un comunicado en el que las FARC demandaron la desmilitarización de la política antidrogas en su país y el cese inmediato de la injerencia y participación directa que atribuyen a Estados Unidos.
El tema de las drogas ilícitas es el tercero discutido entre las FARC y el gobierno colombiano, que desarrollaron este viernes la cuarta jornada del vigésimo ciclo de las conversaciones de paz, que buscan poner fin al conflicto armado que se vive en el país desde hace cinco décadas.
Paris afirmó que la propuesta implica el cese de las estrategias de control y de la represión sobre zonas pobres y deprimidas basadas en la ocupación militar.
La declaración del grupo insurgente alega que la nueva política antidrogas que demanda Colombia debe fundamentarse en los principios de soberanía, autonomía y autodeterminación de la nación.
También propusieron una nueva política del Estado que persiga a los principales beneficiarios del mercado de drogas ilícitas y no a las comunidades campesinas que trabajan esos cultivos.
Las FARC vienen insistiendo desde hace varias semanas en un plan para sustituir el cultivo de la hoja de coca, la marihuana y la amapola y reconocer sus beneficiosos como parte de un plan nacional de lucha antidroga.