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Felicidad y empleo

JULIO FAESLER

La Resolución 66/281 de la Asamblea de Naciones Unidas del 12 de julio de 2012, determinó que cada 20 de marzo debe celebrarse como el Día de la Felicidad. Siguiendo esta decisión acaba de efectuarse la Reunión de Alto Nivel teniendo por tema "Felicidad y Bienestar: un Nuevo Paradigma Económico". En esa ocasión el Secretario General de la ONU, señor Ban Ki-moon, declaró que para enfrentar sus agudos problemas de pobreza e inseguridad, el mundo requiere cambiar de los conceptos de progreso que ha venido aplicando para adoptar un nuevo paradigma sostenido en las metas de bienestar económico, social y ambiental.

La iniciativa de medir el éxito de la gestión gubernamental en términos de la felicidad que pueda ofrecer a la población, partió del Rey de Bhután, Jigme Singye Wangchuk, que hace varios años, por primera vez en nuestros tiempos modernos, decretó que su gobierno habría de tener por meta lograr la "Felicidad Nacional Neta" en lugar de limitarse a hacer crecer el muy conocido Producto Nacional Bruto.

Este criterio para evaluar la eficacia de un gobierno no había sido expresado desde que en 1776 fue inscrito en la Declaración de Independencia de Estados Unidos proclamada en 1775, al lado de los otros dos derechos "inalienables" de todo ser humano, el de la vida y el de la libertad.

Jeffrey Sachs, uno de los autores de la encuesta Mundial de Felicidad, señala que hay una demanda cada vez mayor de que las políticas deben dirigirse a lo que en realidad importa más a la gente de acuerdo con sus propias perspectivas.

Se han hecho encuestas para determinar en qué medida la gente goza de tal "felicidad". Los más recientes resultados dados a conocer en estos días, sitúan a México en décimo sexto lugar en una lista de casi 160 países.

Hay más de una docena de elementos que se toman en cuenta en la encuesta de NNUN para aquilatar el nivel de satisfacción: el nivel de PIB per cápita, las perspectivas de llevar una vida saludable, el respaldo social que se sienta, la libertad que se tenga para tomar decisiones personales, la ausencia de corrupción en la sociedad y la generosidad como hábito de vida.

A nosotros, tan proclives a la subestima, nos resulta sorprendente que nuestro país figure en tan buen lugar entre los 156 que componen el ejercicio. Nos encontramos más arriba que los brasileños, argentinos y norteamericanos.

Para el caso de México hay elementos que difícilmente contribuyen a que el mexicano se sienta más feliz que el norteamericano cuyo nivel de vida tanto se admira. Ciertamente la ausencia de corrupción no sería ingrediente en la evaluación. Lo que evidentemente sí es importante para el mexicano es la percepción de la solidaridad social que goza y el tener alguien con quien contar en momento de necesidad. La generosidad como norma de vida es igualmente esencial.

Hay un aspecto que no puede tener muy contento al mexicano y es su perspectiva de un ingreso per cápita adecuado que es actualmente de alrededor de 12 o 15,000 US dólares al año. En este orden de ideas, lo que más quiere el mexicano es tener un buen empleo.

Los datos sobre la creación de trabajo en estos años han estado muy por debajo de la meta conocida de alrededor de un millón empleos formales. El futuro no se anuncia demasiado optimista.

Ligando lo anterior con nuestra propia coyuntura, podemos tomar en cuenta las perspectivas que ofrecen las reformas estructurales que recientemente se han aprobado en lo general. Dentro de los propósitos que figuran en los muy detallados artículos transitorios de la Reforma Energética se encuentra el siguiente texto relativo al nuevo artículo 25 constitucional:

"La ley alentará y protegerá la actividad económica que realicen los particulares y proveerá la condiciones para que el desenvolvimiento del sector privado contribuya al desarrollo económico nacional promoviendo la competitividad e implementando una política nacional para el desarrollo industrial sustentable que incluya vertientes sectoriales y regionales en los términos que establece esta Constitución"

La redacción de este texto contiene una clara instrucción a las autoridades en el sentido de disponer protecciones necesarias para defender la producción de manufacturas con mano de obra nacional.

El que se encuentre inscrita esta disposición dentro de la reforma directamente relacionada con los sectores petrolero y eléctrico no la limita a productos de estos sectores. Por el contrario, la redacción es muy clara al referirse al desarrollo de todos los sectores y todas las regiones.

Aquí está una importante clave para reforzar la felicidad que el mexicano ya percibe en su propia vida. Si el desarrollo económico se traduce en más ocupación digna y remuneradora, su felicidad podría acercarse a ser completa.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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