¿Se acuerda usted de la Obamanía? El 20 de enero de 2009, cuando el actual presidente de los Estados Unidos asumió el poder por primera vez, se registró un entusiasmo desbordado en torno a su persona. En parte esto era consecuencia del pésimo desempeño de su predecesor, George W. Bush, pero también de la gran capacidad retórica de Obama, su atractivo mediático y el hecho que era el primer presidente negro (o más bien mulato) en la historia de la Unión Americana.
Se empezó a hablar de un nuevo Camelot, en recuerdo del gobierno de John F. Kennedy de 1961 a 1963, e incluso se le dio a Obama el Premio Nobel de la Paz de 2009, unos meses después de asumir la presidencia y a pesar de que no había tenido ningún logro para la paz. El premio era más un reconocimiento a lo que podía hacer que a lo que había conseguido.
En este 2014 habría sido imposible que Obama ganara cualquier premio. En vísperas de las elecciones de hoy, su aprobación es de sólo 40 por ciento contra 54 por ciento de quienes lo desaprueban. Es tan baja la popularidad del presidente que muchos candidatos del Partido Democrático han preferido distanciarse y le han pedido que no se presente en sus distritos o estados para no afectar sus posibilidades de triunfo.
Las encuestas sugieren que el Partido Republicano no sólo aumentará su actual mayoría en la Cámara de Representantes sino que podría tomar control del Senado en el que actualmente los demócratas tienen mayoría. Este resultado convertiría a Obama en un "pato lisiado", término que se aplica en la política estadounidense a un presidente en sus dos últimos años de gobierno cuando no tiene ya fuerza para impulsar una agenda legislativa.
¿Qué hizo mal Obama? Cuando llegó a la presidencia en 2009 pudo haber tomado medidas que rescataran al país de la fuerte recesión heredada de Bush. Tenía, de hecho, la posibilidad de hacer reformas estructurales que revirtieran la larga declinación de la economía estadounidense. La más urgente era una reforma hacendaria, que racionalizara el laberinto fiscal de la Unión Americana y recortara el desperdicio del gasto público.
Obama, sin embargo, prefirió mantener la fallida política económica de Bush. Siguió inyectando circulante a la economía a través de un enorme déficit de gasto público, lo que se sumó a las grandes emisiones de dinero artificial por parte de la Reserva Federal. Además, impulsó la aprobación de un nuevo, burocrático y costoso sistema nacional de salud, el "Obamacare", que representó una carga adicional para los contribuyentes.
Los últimos meses los ha utilizado Obama en una cruzada para aumentar el salario mínimo que buena parte de la sociedad estadounidense considera sólo servirá para aumentar el desempleo y reducir la competitividad de las empresas. El Partido Democrático tiene suerte de que muchas de las contiendas se definen por factores locales. La gente al final vota con el bolsillo. Quizá el factor que más pesa contra el Partido Democrático es el bajo crecimiento económico de los últimos años.
El presidente Obama ha hecho un llamado a los trabajadores sindicalizados y a las minorías, particularmente negros y latinos, a que salgan a votar este martes. Ellos son la gran esperanza del Partido Democrático porque son los grupos que votan de manera más sólida por el partido.
Habrá que esperar a la noche de hoy para ver los resultados. De momento todo parecería indicar que Obama enfrentará una derrota importante en esta batalla política y que pasará los últimos dos años de su estancia en la oficina con mayores poderes del mundo convertido en un simple pato lisiado.
PARO EN EL POLI
Hace más de un mes no hay clases en el Instituto Politécnico Nacional. Si bien los líderes del movimiento dicen querer una institución más democrática, no han realizado una votación entre los estudiantes para ver si realmente están de acuerdo con el paro. Por lo pronto ya los estudiantes perdieron el semestre.
Twitter: @SergioSarmiento