Juan Pirulero
Siempre he creído que cualquier empleado de gobierno, servidor público, burócrata, autoridad o representante de gobierno y miembros de cualquier partido político, debieran tener muy claro el significado de la ética y de los valores morales, pero desafortunadamente no es así.
Si nuestra Constitución fuera respetada en sus mandamientos o cuando menos, si los políticos de cualquier partido respetaran sus propios estatutos, los mexicanos viviríamos en un país del primer mundo y nuestra ciudad sería el mejor ejemplo.
Se dice que la pérdida del tejido social se debe en gran parte por la pérdida de los valores, pero para entender esto, es necesario entender primero que el tejido social es un conjunto de vínculos personales que forman estructuras sociales formales y funcionales que permite ampliar opciones u oportunidades para una mejor calidad de vida y el bien común; para determinar exactamente si se está trabajando en el sentido correcto.
No se puede recomponer un tejido social, si nuestra primera autoridad municipal gobierna para cumplir privilegios; cuando ama solamente a los suyos; siendo agradecido y respetuoso con sus padrinos políticos; bondadoso y generoso con recomendados; digno cuando se cree ofendido; humilde ante quien le conviene; honesto en sus intereses; leal para quien le genera riqueza y lo mantiene en el poder y en general cuando se trabaja con doble moral.
Tampoco se puede; cuando se olvida que cualquier decisión ética: es mejor para la organización y no para los líderes, que no es egoísta; se hace en el claro y no en lo “oscurito”; es una que es más bien que mal; es honesta y basada en hechos y es coherente con el espíritu del juego correcto y justo; se hace de buena fe.
Un gobernante ético, debiera entregarse a la sociedad que gobierna, debiera administrar los recursos de manera prudente e inteligente; elegir colaboradores libres, sólo los necesarios, productivos y competentes con salarios justos, no exorbitantes; rechazar los compromisos contrarios a su dignidad, porque supongo que nuestra primera autoridad municipal, debe tener dignidad. El tejido social se recompone atendiendo sus causas no sus efectos.
El tejido social no sólo se ha perdido en los llamados polígonos de inseguridad y si así fuera, no se recompone con eventos populistas en tiempos electorales.
Repartir tacos y fritangas, refrescos y aguas frescas, despensas y otra vez tarjetas; no ayuda cuando se carecen y se encarecen los servicios municipales.
El tejido social lo hemos perdido todos en nuestra sociedad, debido principalmente porque se ha perdido el principio de autoridad en una ciudad de Juan Pirulero.
Juan Antonio Aguilar Tello,
Torreón, Coahuila.