El mundial está de regreso
Millones de personas en todo el mundo a la expectativa, (se estima que casi la mitad de la población mundial lo verá) reuniones planeadas para ver los juegos, compras organizadas para que no falte nada, establecimientos comerciales repletos de souvenirs y diversidad de artículos relacionados, promociones al por mayor para incentivar el consumo… el mundial está de regreso.
Cada cuatro años desde 1930, con excepción de 1942 y 1946 en los que se suspendió debido a la segunda guerra mundial, las mejores selecciones se dan cita para competir en un torneo de un mes de duración disputandose el prestigio de ser el mejor. En esta ocasión Brasil es el anfitrión, en la edición número veinte es el único país que ha contendido en todas las justas.
Previo torneo de calificación en donde compiten (en estos tiempos) unos doscientos representativos, treinta y dos equipos se dan cita para deleitar a la multitud que verá el juego en vivo a través de tv. abierta, sistemas satelitales, en el cine, por Internet en pc., tabletas, por celular, etc…
Solo ocho países han logrado coronarse: Brasil en cinco ocasiones, Italia en cuatro, Alemania en tres, Argentina y Uruguay en dos y Francia, España e Inglaterra en una. Por cierto, llama la atención que un país como Uruguay con la misma población que la zona conurbada de Monterrey, tenga en su haber dos campeonatos y sea normalmente un protagonista importante y durísimo rival para cualquiera, en el mundial pasado quedó en cuarto lugar.
Aunque los gringos afirmen que el béisbol es el rey de los deportes, nada se compara con el arrastre masivo que tiene el fútbol. Se trata de un deporte democrático que cualquiera puede practicar, de hecho muchos de los grandes estrellas hicieron sus pininos jugando en las calle o llanos de los barrios más pobres de sus respectivas ciudades o poblados.
Nuestro país es netamente futbolero, al menos descansaremos durante este lapso de las aburridas y tediosas disputas entre nuestros “ilustres y dignos” políticos. Por lo que toca a Brasil más le vale a su equipo lograr la corona, son tantas las inconformidades por la enorme corrupción e irresponsable despilfarro (suena familiar)… que sería lo único que podría calmar las aguas.
Dediquemos pues parte de nuestro tiempo tan solo por un mes al hedonismo futbolero… Ya tendremos tiempo nuevamente para afrontar el sin número de obligaciones y exigencias que la vida cotidiana nos demanda a todos.
Aunque estemos en plena efervescencia mundialista, de cualquier manera hay que salir a votar el seis de julio. Aun cuando no tengamos ninguna preferencia y estemos justificadamente decepcionados de todas las opciones, no hay que dejar de hacerlo. Salir a anular nuestro voto también manda mensaje y a la vez, sin duda, nos dejará un buen sabor de boca al haber cumplido con nuestra obligación y ejercido nuestro derecho.
Jaime Díaz de León.