Pasivos eternos
Los pasivos por pensiones y jubilaciones han existido por siempre, sólo hasta hace algunos años ha tomado relevancia por su crecimiento, proporcionalmente igual al incremento en la edad promedio de adultos o expectativas de vida.
En 1970 la expectativa de vida de los mexicanos era de 61 años y para 2010 de 75 años. En 40 años subió 14 años. La de un estadounidense era de 71 años en 1970, diez más que un mexicano, y ahora la diferencia entre unos y otros es de sólo 3.5 años.
El crecimiento de la población en México se detendrá en 2050, cuando el número de sus habitantes llegue a 156 millones. En ese momento el 25.9% de la población será de la tercera edad y el 16.6 por ciento tendrá menos de 14 años, según proyecciones de las Naciones Unidas.
De manera paulatina se invertirán los números ya que ahora el 28.5% de la población tiene menos de 14 años y la que tiene más de 60 años representa el 10.9 por ciento del total, que son 11 millones 305 mil personas.
Se estima que a partir de 2050 la población en el país empiece a disminuir y que para 2100, dentro de 86 años, el número de los mexicanos sea sólo de 139 millones, que es la cantidad de personas que se espera el país tenga en 2025.
De acuerdo al Inegi, la expectativa de vida promedio para alguien que hoy nazca en México es de 75 años de vida. En el caso de las mujeres 77 años y en el de los hombres 72 años. En 2025 el promedio de la esperanza de vida para los mexicanos será de 76 años y en 2050 de 80 años, según Naciones Unidas.
La expectativa de vida saludable para una mexicana promedio es de 68 años y para un mexicano de 63 años, de acuerdo a la OCDE. Así, la primera tendrá problemas de salud asociados a su edad en los últimos siete años de vida y el segundo en los últimos nueve años.
Ahora una mexicana que llegue a los 65 años vivirá 18 años más, para llegar a los 83 años, y un mexicano de esa misma edad 17 años más, para alcanzar los 81 años, según la OCDE.
Si a esta ecuación le sumara los avances en la tecnología (más eficientes, pero con menos utilización de mano de obra) dentro de algunos años las empresas, principalmente grandes, tendrán que ser entregadas a esos acreedores (jubilados).
El caso de Pemex, CFE y otras no menos importantes, es aún más delicado al ser públicas. La inviabilidad de las empresas es inminente, la fragmentación y su entrega a terceras empresas sin esos pasivos sería obligado. La pregunta sería ¿en dónde quedarán todas esas personas que legítimamente se han ganado su jubilación?
Mal o bien, los contratos firmados con los sindicatos existen, son reales y habría que honrarlos, a pesar de que las empresas sean de todos los mexicanos (o por lo menos eso se cree) y atropellen el bienestar de la mayoría en beneficio de una minoría.
En otras palabras en este contexto, no opera el bien común a menos que la fuerza y en contra de la legalidad se haga lo contrario.
Víctor Alducin,
Torreón, Coahuila.