Carta a un ciudadano
He resistido grandes males, ya vendrán los grandes beneficios.
Inviernos de descontentos y hundimientos en la moral.
Habrá dos formas de voltear la imagen del gobierno; destitución y reorganización.
Restauremos pues en las elecciones la confianza, que se genere a nivel global.
Profesionalicemos a los funcionarios. Que un ingeniero, no sea el que lleve el rumbo.
Zapatero a tus zapatos, que el que inunde la oficina del pueblo, sea el politólogo.
Que plasme un realismo práctico que sea un defender rotundo.
Que la política sea filosofía en acción, decía Burkee.
Que existan medidas, para mediar los privilegios y los excesos de poder.
Si su capricho fue superior, formen pues un ejército profesional de asesores.
Sé hospitalario y rodéate de profesionales, sé eficiente y eficaz.
La campana suena, la hora cero hay que retroceder.
Construyamos nuestra región del siempre jamás.
En mi estudiar, Alexis de Tocqueville, me apresuró “la experiencia demuestra que el momento más peligroso de un mal gobierno, es por lo general, aquel que empieza por implementar reformas”.
Ese mismo día me consejó, desenmascarar a esa política-ficción.
Despertar de la apatía de profesionalización, para que así exista capacidad de reacción.
Nos hemos olvidado del voto de castigo, y el aplausómetro depara larga retirada.
Esta democracia no ha respetado al ciudadano, y sin más a las personas.
Se usa a diario el gran truco en el gobierno.
No hay quien los corra, les tememos, no es nada ameno.
Respirar un mínimo de trastorno y un máximo de armonía.
Virar en “u” no me apetece, no seré partidario de virajes.
Deseo una política estable, donde el alma mina.
Que la desconfianza, el aborrecimiento y la venganza por el drenaje ondee.
El gobierno convertido está en carga, no estaremos dispuestos a otros cuatro años aceptar.
Para un verdadero político no todos los caminos están cerrados, habrá siempre alternativa.
Guiarán siempre por la mejor salida.
La clave está pues en los comicios, no esperemos resultados espectacularmente malos.
El alma del ciudadano deberá estar siempre viva.
Que su ímpetu siempre revolucione accionar.
Que no nos condicionen, ni se mofen de que somos ciudadanos ralos.
¡Despertad ciudadanos, de esta larga siesta!
¡Labremos el desierto, que la libertad florezca!
¡Que el devenir se base en el respeto en la democracia y la ley!
¡Que nuestro respirar sea de gran éxito, excelente ciudadano Sensei!
Armando Fernández,
Comarca Lagunera.