El sentimiento de propiedad
El sentimiento de propiedad, nada tiene que ver con una factura, con un título, con un documento legal con el cual podamos demostrar a los demás lo que es propio; es más bien algo íntimo, ligado a lo sentimental, algo que todos tenemos, pero que unos lo dominan mejor que otros, con mejor sentido común.
Quien quiera ir por esta vida de la mejor manera, debe dejarse conducir con el mejor sentimiento de propiedad; sentir que alguien o algo es tuyo, te arma de los mejores valores, porque lo propio; se cuida, se protege, se defiende, se presume, se respeta, se quiere.
¿Cuánto de lo que decimos que es propio, es realmente verdadero bajo los principios que he mencionado? Mis hijos, mi madre, mi esposa, mi casa, mi trabajo, mi ciudad, mis amigos, mis vecinos, mi hermano y mucho más de lo que decimos, que es nuestro.
Lo lamentable es que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido; porque lo propio también te arma de los más nobles sentimientos; la preocupación y el dolor.
Todo sería mejor si nuestro sentimiento de propiedad se viera reflejado en la vida real y este mismo sentimiento lo extendiéramos en lo general.
Cuidar, querer, proteger… a entenados como hijos propios, haría felices a muchos matrimonios en segundas nupcias; Cuidar, querer, proteger... los bienes, el equipo y los recursos que la empresa dispone para cumplir con nuestro trabajo, nos hará personas más competentes y empresas más exitosas.
Cuidar, querer, proteger… a nuestra familia, nos hará padres, hijos, hermanos… más responsables y una sociedad en mejores condiciones de vivir; Cuidar, querer, proteger… nuestra Ciudad, nos hará ciudadanos ejemplares y hará de la tierra en donde vivimos, un lugar más ameno y confortable.
Nuestros viejos tienen mejor dominio del sentimiento de propiedad, más desarrollado, porque a través del tiempo los ha fortalecido.
Para ellos, sentir que algo o alguien es de su propiedad, los ha hecho personas más fuertes, porque religiosamente han cumplido con los principios de cuidar, querer, proteger…. en cambio, las nuevas generaciones han utilizado este sentimiento de una manera más egoísta y particular.
La mayoría de nuestros jóvenes; en vez de ganar fortaleza, ganan debilidad y creen ganar grandeza porque absurdamente, se sienten los amos y dueños del mundo.
En general; los jóvenes creen que lo que les pertenece está para su servicio, restando valores y sentimientos nobles.
Y como en todo, el sentimiento de propiedad tiene también su lado oscuro, cuando las personas se adueñan de lo que no les pertenece de forma indiscriminada hasta llegar a ser un mal hábito de comportamiento.
Así hay gente que se “cuelga” de las redes eléctricas, hidráulicas o del servicio de cable; hay malos empleados que saquean a sus empresas hasta con el papel sanitario o que utilizan sin permiso su vehículo de trabajo en actividades particulares, sin mencionar cuando los “ordeñan” del combustible; hasta hay quién invade una propiedad, queriendo hacerla suya.
Juan Antonio Aguilar Tello,
Torreón, Coahuila.