La bendición de una vida larga
Miles de ancianos se han reunido el domingo 28 de septiembre con el Papa en la plaza de San Pedro, en la fiesta en torno al lema “La bendición de la vida larga” y a la que ha asistido también el Papa emérito Benedicto XVI. No es la primera vez que el Papa Francisco habla con claridad y, al mismo tiempo, con exquisita ternura, de lo que suponen los abuelos para una sociedad desarrollada. Lo ha hecho en numerosas ocasiones cuando ha hablado de la cultura del descarte para referirse con horror a lo que algunos hacen con los más pequeños y con los mayores de la familia humana.
La vejez, de forma especial, es un tiempo de gracia. Los ancianos, desde su experiencia, tienen una gran capacidad para comprender las situaciones más difíciles, y cuando rezan por estas situaciones, su oración es más fuerte y poderosa. Pero desgraciadamente, no siempre el anciano, el abuelo o la abuela tienen una familia donde ser acogidos. Bienvenidos sean entonces, como ha dicho el Papa, los hogares para los ancianos, con tal de que sean verdaderos hogares y no prisiones; pulmones y santuarios de humanidad en una sociedad que los necesita mucho.
La dramática realidad del abandono de los ancianos, del descarte, se produce muchas veces con el pretexto de mantener un sistema económico equilibrado. En realidad, se está colocando en el centro el dinero y desplazando a la persona humana. A todos nos incumbe. Todos estamos llamados a contrarrestar esta cultura del descarte, porque un pueblo que no custodia a los abuelos y que no los trata bien es un pueblo que no tiene futuro, que pierde la memoria y que se desarraiga de sus propias raíces.
Pedro García
Girona, España
Sigue la pena de muerte...
Un tribunal paquistaní acordó el jueves 16 de octubre mantener la pena de muerte para Asia Bibi, una cristiana condenada por blasfemia, mientras que sus defensores anunciaron un nuevo recurso, informó una organización de defensa de derechos humanos.
El Tribunal Supremo de Lahore, al este de Pakistán, rechazó un recurso de los abogados de Bibi contra la sentencia a la pena capital dictada en 2010, según dijo en un comunicado la organización Amnistía Internacional. Esta mujer, madre de cinco hijos, fue denunciada en 2009 por unas campesinas musulmanas que la acusaron de contaminar el agua que bebían al tocar el recipiente con sus manos “impuras” por ser cristiana.
“Esto es una grave injusticia. Asia Bibi nunca debería haber sido condenada, menos aún a la pena de muerte”, denunció Amnistía Internacional, que pidió su liberación y advirtió del deterioro “mental y físico” sufrido por esta mujer el tiempo que lleva “aislada en el corredor de la muerte”. Los defensores de Bibi presentarán un nuevo recurso ante el Tribunal Supremo del país asiático, según esta organización.
Jaime Catalán,
Girona, España.