La frustración y el desconcierto
Según el estudio ‘Crisis y Contrato Social’ elaborado por la Federación de Ayuda para la Drogadicción (FAD), del que se desprende que la “frustración”, el “desconcierto” y la “fatalidad” se han instalado en la juventud, el 90 por ciento de los jóvenes españoles entre 18 y 24 años está igual o peor de lo que esperaba antes de la crisis y casi un 80 por ciento considera que su situación se mantendrá o empeorará en el futuro. El trabajo, presentado por el director general de la FAD, Ignacio Calderón, y su director técnico, Eusebio Megías; revela que el contrato social, por el que los jóvenes se dedican a su formación a cambio de una integración laboral futura, se ha roto: “saben que si no se preparan no llegarán a conseguirlo, pero también saben que prepararse no es ya ninguna garantía de lograrlo”.
Según Megías, estos jóvenes se ven como una “generación de excluidos, sacrificada”, que “va a tener que buscarse la vida para sobrevivir” y apoyarse en la familia para lograrlo: Sólo el 15.1 por ciento de los que trabajan confía en mantener su empleo un año, el 71 por ciento de quienes no lo hacen ve poco o nada probable encontrar trabajo en ese plazo y un 80 por ciento está convencido de que dependerá económicamente de sus familiares en el futuro próximo. “Es una visión claramente desesperanzada”, ha añadido.
En este sentido, el estudio, elaborado con 1,000 encuestas domiciliarias y ocho grupos mixtos de discusión entre abril y noviembre del año pasado, indica que más de la mitad de los jóvenes ven extremadamente difícil conseguir o mantener un empleo de su agrado (61.7 por ciento), comprar o alquilar una casa (59.2 por ciento), encontrar o mantener cualquier trabajo (50.2 por ciento) o ser autosuficiente (52.5 por ciento) en un plazo de dos a tres años. Creo muy importante tenerlo en cuenta, nos jugamos el futuro.
Jesús Domingo Martínez
Girona, España.
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Legalizar autos
Con relación a una carta del distinguido lector don Arturo Salas, por supuesto que su punto de vista es respetable pero considero que debía ser más imparcial, acepto todos los “pros” que comenta, pero le faltó comentar lo siguiente: un vehículo ilegal, no sólo no paga impuestos, sino pasa a formar parte del parque vehicular que transita por calles y avenidas mismas que por dicha carga sufren desgaste y deterioro, cuando hay un accidente prefieren dejarlos abandonados que asumir la responsabilidad del pago de los daños, muchos ya traen problemas de contaminación, se estacionan donde gustan y raramente son infraccionados. Yo propongo que al ingresar a territorio mexicano sean plaqueados de inmediato y sean tratados por igual, así el negocio ilegal de unos pocos dejaría de ser en beneficio legal de muchos.
J. W. Pedroza
Torreón, Coahuila.