Política, ‘una de las formas más altas de la caridad’
En medio del ciclón de escándalos políticos que sacuden al mundo sin excepción, el Papa Francisco quiso adentrarse en la materia para demostrar que, lejos de ser mala en sí misma, la política es una de las mejores vías de servir al bien común y, por tanto, al prójimo.
La política es “una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común”, explicó el Papa en una de sus recientes alocuciones. Y es que Francisco ha dado en la clave de la solución a las tentaciones que entraña la política: tener esa plena concepción del bien común.
Pero no basta con que los políticos se vuelquen en su tarea por el bien común. Es imprescindible que los ciudadanos que los votamos también nos hagamos responsables de las decisiones que tomamos con nuestra capacidad electora.
“Los ciudadanos no deben desinteresarse de la política” sino que es importante “participar en el bien común”, sugerir y dar lo mejor para que los gobernantes “puedan gobernar bien y dirijan el mundo a la paz y al bien común”.
Y queda, aún, otro elemento fundamental: los políticos tienen que poder contar con las oraciones de los ciudadanos. Por eso el Papa ha pedido que se rece “por todos los que están en el poder, para que puedan conducir una vida calmada y tranquila”. Ciertamente que hay tarea para todos.
Jaume Catalán Díaz.
Girona, España.
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Aborto e ideologías
Desgraciadamente, en el tema del aborto se están produciendo reacciones por “planteamientos ideológicos”, cosa que lleva a proponer como argumentos en los que subyacen verdaderas falacias.
Y es que es cierto que una cuestión como la del aborto, tan ligada a la dignidad humana debería permanecer extramuros de ideologías. ¿Qué supondría? Que no imperen criterios personales o políticos, sino que los regidores públicos asuman en este punto el dictamen de los científicos y, de resultas de éste, el de los juristas. Quiero decir, que sobre el dato científico de la presencia o ausencia de vida en el feto, distinta de la de la madre, los juristas habrán de determinar la protección que el Derecho deba dispensar al embrión humano.
Lo que salga de este silogismo es ideología…, y en ella incurrió, entre otros muchos, el presidente de extremadura al prescindir de cualquier consideración sobre la vida incipiente y aferrarse –como opción ideológica- a la libertad de la madre. Precisamente en la valoración de esa libertad materna, los juristas también pueden incurrir en nuevas falacias.
Pedro García,
Girona, España.