Respuesta a Jaime Salum
Mi estimado Jaime:
Las 308 mil firmas son un testimonio indestructible de que los laguneros estamos haciendo algo por materializar nuestros sueños.
Sentarse en el sillón con el control de la televisión en las manos y cuestionar las acciones (ojo acciones) de los demás, no nos lleva a nada.
Tu inquietud es muy valiosa, la tienen todos los laguneros honestos y de corazón. Haz algo, no te quedes en la crítica cómoda, sal a la calle, promueve algo. Apoya un grupo.
Hay mucha gente que quiere firmar. Forma una pirámide que obtenga una enorme cantidad de firmas que aumente las posibilidades de que se constituya nuestro estado.
Los poderosos tienen su propia agenda y hay que hacer un enorme esfuerzo ciudadano para que el poder nos tome en cuenta.
En ELLA está abierta la puerta a la colaboración, no perdemos el tiempo con especulaciones ni discusiones estériles, no se puede desperdiciar ni la energía ni el tiempo.
Bienvenidos todos a empujar por ELLA.
ELLA no es dueña de nada, es un poderoso vehículo para materializar el sueño de liberar el potencial creativo de los laguneros. Ya tenemos demasiado tiempo encadenados a dos estados que no nos quieren y no nos entienden.
Ánimo y un abrazo.
Federico Saenz Negrete,
Torreón, Coahuila.
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¿Por qué ahora?
Hace unos días el Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU hizo una dura crítica contra la Santa Sede por no reconocer, según ellos, la magnitud de los abusos a menores por parte de eclesiásticos. Aún admitiendo que un solo caso de abuso a un menor sería intolerable, Lombardi, portavoz del Estado Vaticano, destacó que el Vaticano ha puesto en marcha medidas de transparencia, prevención y lucha contra esta lacra como no ha hecho ninguna otra institución.
Se lanza además una sombra de sospecha contra toda la Iglesia, cuando estos lamentables casos de abusos son muy inferiores a los que se registran en otros ámbitos, a pesar de que se les dé mucha menor publicidad. Pero además el Comité de la ONU aprovecha para arremeter contra la doctrina moral de la Iglesia, y llega a demandarle que acepte el aborto.
El documento, en definitiva, está lleno de afirmaciones delirantes con la única finalidad aparente de desprestigiar a la Iglesia, por lo que sería de justicia que las Naciones Unidas se desmarcaran claramente de él.
No creo sea necesario recordar que el documento se da a conocer en unos momentos en los que el papado ostenta el reconocimiento de los grandes medios de comunicación, podríamos decir que está en la cúspide de la opinión mundial. Parece que es un caso de intereses creados.
Pedro J. Piqueras Ibáñez,
Girona, España.