¿Y los derechos de los adoptables?
En la realidad la adopción de un niño por matrimonios casi perfectos, es un poco menos que imposible de lograr por la vía legal hasta donde sabemos legalmente nadie tiene derecho de adoptar, sin embargo en aras de buscar que los menores en estado de indefensión aspiren al amor y protección de una familia y en un régimen de excepción y bajo estrictos protocolos que intentan garantizar estos sublimes objetivos y bajo una estricta supervisión de autorización y seguimiento algunos excelentes matrimonios logran este anhelado sueño.
Es importante aclarar y recalcar que es El Estado o sea esa figura etérea de leyes y autoridades al servicio de la sociedad y que levanta toda su investidura para proteger y defender al desprotegido, al indefenso, al que no tiene voz, menos voto, o sea a aquel pequeño ser humano frágil y necesitado de toda clase de cuidados y sobre todo de amor, quien asume esta enorme responsabilidad.
Es pues la sociedad entera representada por el Estado y sus leyes quien protege al menor y es definitivamente importante hacer énfasis en que es el Estado con toda su investidura y autoridad emanada de la venia social, quien debe proteger los derechos de los niños.
En los últimos tiempos el Estado se ha vuelto frágil ante las fuerzas políticas y al día de hoy el Estado ha sido víctima del chantaje de los vientos de libertad o libertinaje social producto de la presión política y nuestros legisladores han caído en un hambre de poder que en aras de proyectar su persona y sus propios intereses han estado recurriendo e incurriendo en barbaridades tales como ignorar la voz de los sin voz, ignorar la voz del más débil porque estas criaturas inocentes nunca arremeterán en contra de estos mercaderes de intereses aplica claramente la visión del señor Franklin Delano Roosevelt “Las reglas o leyes podrán sufrir cambios, los principios jamás”.
Estos legisladores han vendido o siempre han carecido tal vez del maravilloso espíritu de la ley que es la defensa del ser humano y su sociedad, hoy dentro de su pequeña óptica están produciendo un desequilibrio al enarbolar una bandera de derechos humanos de unas personas que por cierto, muy loable que se les vaya reconociendo sus libertades, sin embargo la fuerza del Estado y sus leyes está ignorando de un plumazo los derechos de estos pequeños.
Derechos humanos tan elementales como el aspirar al respeto a su dignidad como ser humano, aunque este pequeño y no pueda ni siquiera hablar.
Se le está privando de la justicia elemental, de que, al no poder defenderse alguien lo defienda hasta los criminales cuentan con defensor de oficio, vamos es el colmo, en nuestro caso de Coahuila, el Estado teniendo la obligación ya mencionada de defender a estos pequeños, no sólo ignore su responsabilidad sino que se levante en su contra en una histórica acción del más abyecto servilismo hacia el ejecutivo.
Es una barbarie hacia el Estado de Derecho y justicia representada con la dama de la balanza que hoy ofrece ningún contrapeso de equilibrio y rompe totalmente la ecuación de la justicia.
Así pues señores legisladores pasarán ustedes a la historia como seres repulsivos que vendieron sus principios elementales por congratularse con el ejecutivo.
Pero lo más triste es que los señores de derechos humanos que se dedican únicamente a proteger criminales no defiendan no a uno, sino a todos los indefensos niños adoptables, y lo todavía más “gacho” que la sociedad se los permitamos.
Arturo P. Salas Juárez,
Torreón, Coahuila.
