Un viejo amor, un viejo anhelo
Muy pocos, o pocos laguneros, yo incluido, conocemos la ancestral historia de la idea, o llamémosle proyecto de hermanar nuestra querida región lagunera en un solo estado libre y soberano.
Se menciona que ya desde el siglo antepasado, tiempos de Don Benito Juárez, se concebía a La Laguna como a una región que ya se “cocinaba aparte” del resto de la nación, amén que fue estadía temporal de esos ilustres hombres, incluso Don Miguel Hidalgo, cuyo paso por la región quedó plasmado en una casona del bello Mapimí.
Desde luego, creemos que ya tenía su importancia como región a los ojos de estos ilustres caudillos.
Pero, remontémonos al hoy, y ya en varias ocasiones y con distintos gobernantes en turno se ha tratado este viejo anhelo de muchos de nosotros los laguneros, claro está, que sin obtener respuesta, pues eso atañe y afecta a multitud de intereses, sobre todo de las capitales de Durango y Coahuila.
Pero hoy por hoy, va tomando mucha fuerza el movimiento pro Estado de La Laguna, y creemos que ésta sí será “la vencida” y se cristalizará esa añoranza de ser laguneros por partida doble, es decir, por la región y por el nuevo estado.
Y, antes de que llegue el día que los saltillenses digan: “Fuera de Saltillo, todo es General Cepeda”; o los de Durango: “Fuera de Durango, todo es Cuencamé”; haciendo alusión a aquella frase muy usada un tiempo por los del D.F., que decía: “Fuera del D.F., todo es Cuautitlán”.
Cuando viajamos al interior de la República, admiramos los paisajes, algunos hasta de fantasía, al grado que algunos los han llamado “La Suiza Mexicana”, pero no, yo me quedo con mi terruño, casi agreste y mis cerros peloncitos, pero que por generaciones han invitado y retado a la lucha a nuestros padres y abuelos, y de los cuales estamos orgullosos así como de nuestra bendita tierra lagunera.
Ah, cómo se recuerda con añoranza aquella vieja melodía de: “La Laguna tiene dinero, La Laguna tiene algodón...”, que tanto se escuchaba ya hace años, y vaya que emocionaba.
Y, así como cantaba Jorge Negrete en su canción México lindo y querido: “Que me entierren en mi tierra, al pie de los magueyales”, yo lo cambiaría por: “¡Que me entierren en mi tierra, al pie de los pinabetes”!..
Por cierto, éstos únicos en la República y típicos de nuestra Laguna.
No, ya no queremos quedarnos como el chinito: “Nomás milando” cómo se van nuestros impuestos.
Hugo Valerio A.,
Ciudadano de Gómez Palacio.