Carta abierta
Arquitecto Fernando Uribe,
Director de Obras Públicas de Gómez Palacio.
Hace más de tres años, a raíz de la funesta helada de febrero que mató árboles y plantas en toda la Comarca Lagunera, adopté por iniciativa propia la reforestación, riego y cuidado del parquecito que se ubica en el lugar donde se cruzan las calles Montecarlo (por donde se entra a la colonia), Madrid y Budapest. Goyito, el jardinero municipal lo barre y mantiene limpio y yo me considero su ayudante.
En este parque se encuentra un monumento en piedra que conmemora a los valientes hombres que se levantaron en armas en noviembre de 1910.
Los vecinos me apoyaron y aportaron árboles y plantas que ahora se encuentran en pleno crecimiento. A su nombre y el de la colonia, realizo esta labor sin ningún interés económico o de exhibicionismo. Para un jubilado tres veces como yo, me sirve como terapia ocupacional.
Desde hace cinco años –por robos que han quedado impunes- no hay nomenclatura que permita identificar esas calles, y lo mismo pasa en otros sectores del interior de la colonia “El Campestre” donde radica el actual presidente municipal.
Tampoco hay letreros en el bulevar Miguel Alemán que indiquen la existencia y ubicación de la Casa de la Cultura, a la que no poca gente de Torreón, Lerdo y la misma Gómez Palacio, la consideraban hace tiempo elitista y aislada de la sociedad lagunera en general.
Siempre que hay eventos en este espacio, la gente entra a la colonia por la calle Montecarlo, confusa y desorientada; no hay flechas-guías que la lleven a aquel lugar. Las familias “perdidas” detienen sus coches ante el parquecito y junto a las de a pie preguntan a todo ser viviente que anda por las cercanías.
En mi caso, suspendo las labores de riego y trato de encauzar a los visitantes: “Siga por esta cuadra a mano derecha, tuerza a la izquierda y camine pa’bajo las tres cuadras siguientes hacia el sur. Dese vuelta a la derecha y allí verá un edificio grandote, de colores gris patinado y blanco amarillento y una empinada y ancha rampa azul para personas con discapacidad. Esa es la Casa de la Cultura”.
Esto está sucediendo en estos momentos; ni el alcalde Campillo que pasa muy seguido por la calle Madrid, a un costado del Parque, ni su antecesora Rocío Rebollo, de igual trayectoria vial, han dado cuenta de estas carencias. Reconozco que se trata de un caso menor y por eso no lo atienden los funcionarios y colaboradores por tener tareas más apremiantes.
Mientras tanto y con el visto bueno de los vecinos seguiré regando el parque con el agua que proporciona el municipio y a mostrarles el camino a quienes perdieron el rumbo, mientras ustedes llegan. (El edificio que ocupa la Casa de la Cultura, se ubica en las calles de Londres y Lisboa. Su construcción tuvo un costo de diez millones cuatrocientos mil pesos. Fue inaugurado por el presidente Luis Echeverría en septiembre de 1976, con la participación del gobernador Alejandro Páez Urquidi, el alcalde Jesús Ibarra Rayas, la presidenta del patronato, Ernestina Gamboa Almeida, el primer director que tuvo la estancia, Dr. Francisco Galindo Chávez y representantes del Instituto Nacional de Bellas Artes).
Atentamente:
Higinio Esparza Ramírez,
Gómez Palacio, Durango.