La belleza del alma
El alma del ser humano concebida por amor y herencia directa del Padre eterno.
Hijos de Dios y príncipes de la creación, los humanos tenemos el privilegio de disfrutar la belleza del alma, basta con abrir un poco nuestro corazón que es puerta del alma, para ver el cúmulo de bondades divinas que hay en ella.
En estos pasados días santos, aniversario de la Pasión del Cristo, verdadero hombre y verdadero Dios, que tuvo la hombrada de no recurrir a su divinidad para sufrir su pasión, a tal punto que sudó sangre del terror al sentir los dolores que le esperaban, hasta le reclamó al Padre “¿Por qué me has abandonado?”, también como muy hombre nos entregó a su Madre a través de San Juan al decirle al Apóstol, Allí está tu Madre y a la Madre allí está tu hijo; también al buen ladrón que en el último momento se dice que se robó el Cielo, al pedirle, Señor “Cuando estés en tu Reino acuérdate de mí”, y El Señor, como hombre amoroso le prometió “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”, palabras que a todos llenan de esperanzadora confianza en la misericordia divina y para rematar como muy Hombre sigue pidiendo al Padre: “Perdónalos, no saben lo que hacen”, así pues vemos cómo, el Padre eterno todos los días nos entrega a su hijo para que nos lleve a su presencia y nosotros confiados, abandonemos nuestras flaquezas y elevemos nuestro espíritu y que como hijos de Dios sublimemos nuestra dignidad hacia las cosas buenas que nos hacen bien y nos dan la paz verdadera.
Atentamente:
Arturo P. Salas Juárez,
Torreón, Coahuila.
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Pedro Infante y García Márquez
Hace unos días un taxista me dijo: “Ahora sí ya se murió Pedro Infante”. “¿Cómo, si tiene más de 50 años que se mató en su avión?”. “No, no era él, vivió todos estos años de incógnito, dicen que cantaba en bares modestos de Los Ángeles, California, hace unos años se regresó a Sinaloa, acaba de morir la semana pasada. Oiga, tantos años y que ningún periodista lo descubriera, es que se desfiguró la cara. El Presidente Miguel Alemán lo quería matar”. “¿Y usted cómo se enteró?”. “Un primo mío que vive en Sinaloa me lo dijo”. “Ah , ‘ta bueno”. Llegue a mi destino, al bajarme del carro, Pedro Infante cantaba en el radio “El mil amores”, cuando le pagué el chofer me señaló el radio, como dando a entender que Pedro Infante seguía vivo. Yo creo que con Gabriel García Márquez va a pasar lo mismo, durante muchos años, muchos, vamos a pensar que sigue vivo.
Roberto Barranco Aguilar,
Torreón, Coahuila.
