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Nepotismo en Coahuila

En Coahuila ganar unas elecciones equivale a haber sido agraciado por el gobernador en turno. Que a la vez se benefician familiares, amigos e incluso alguno que pasaba por allí poniendo buena cara al líder. Nada que ver con el servicio público que se presuponía a la profesión de político.

El voto mayoritario implica contar a plena disposición con el cuerno de la abundancia en dinero y en especie. La práctica se da en diferentes grados y el peligro reside cuando se hace con el mando un mediocre con vocación de ‘Tiranorzuelo Rex’ (un carnívoro bípedo con un enorme cráneo equilibrado por una larga y pesada cola en relación con sus largos y poderosos miembros traseros, los miembros superiores del Tyrannosaurus eran pequeños, inusualmente fuertes para su tamaño terminaban en dos dedos con garras).

Que no ha querido evolucionar desde las aprendidas viejas costumbres de casta en las que se crió el porrismo estudiantil. En ese caso, su gestión puede ser letal para la sociedad.

En Coahuila, según parece, es suficiente para acceder a un cargo de responsabilidad y remuneración el haberse mantenido al lado del político, ahora ganador, en sus días bajos. Haberle sustentado cuando los contrincantes querían abatirle. Lo hemos visto con Miguel Ángel Riquelme Solís, cuya fidelidad a Rubén Ignacio Moreira Valdés le ha deparado pasar de un puesto a otro, haga lo que haga. Desde su cargo de secretario de Gobierno en el Gobierno de la Gente. Desde el poder uno puede, en Coahuila, repartir prebendas en ausencia hasta de un sentimiento tan primario como es el pudor. Véase el caso de regalar a varios Licenciados Fiat notariales. Aquí cuela todo. Y lo más preocupante en un Estado donde vemos y vivimos la facilidad con la que encuentran trabajo y excelentemente remunerado hijos, maridos, mujeres, amantes, hermanos y amigos fieles.

No puede acreditar que sean gente, en general, de especial preparación o aguda inteligencia. El mediocre no quiere al lado nadie que le supere. Personas como Martha Rodríguez Romero, Dulce María Pereda Ezquerra, Mario Cepeda Villarreal, José Ignacio Máynez Varela, Guillermo Covarrubias Castro y prácticamente todos los anteriores servidores públicos parte del gobierno nefasto de Eduardo Olmos Castro.

Hablan con Dios y se encomiendan a Santa Teresa, mientras, insensibles, siguen sin dimitir ante la tragedia que se vive en Coahuila.

Lo peor es cómo infiltran sus piezas en todos los órganos de decisión e influencia. Mentir más allá del ridículo y adular al infinito es garantía de permanencia y tiene consecuencias graves. Un municipio basado en el nepotismo en lugar de en el mérito, en familiares y círculos de amiguismo, es caldo de cultivo para todo tipo de corrupciones e ineficacia.

Esta sociedad desconcertada y desesperada anda pidiendo ante este panorama algo o alguien que ponga freno a esta locura. No es imposible erradicar el nepotismo. Prohibir el reparto del botín de los cargos y empleos.

La gente ha de convencerse de que unida y con presión constante tiene poder para enderezar los cimientos y ponerse también a actuar. Frenar el inaudito ritmo de destrucción que estamos sufriendo, a un paso de lo irremediable.

Respetuosamente:

Alberto Lara Noriega.

Torreón,Coahuila.

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