Carta a los engañados del PRI
Estimados conciudadanos coahuilenses. Quizá haya llegado el momento de que sea la comunidad que comience a hacer recortes.
Ustedes mejor que nadie conocen las consecuencias de creer en los engaños y mentiras que Rubén Ignacio Moreira Valdez le metió a la comunidad coahuilense para hacerse del poder en su pavoroso terror de que otro Partido no afín al PRI ganara y así no perder el poder político.
Qué buenos dividendos le ha dejado aunque sea a costa de una comunidad engañada y embobada con tantas promesas no cumplidas y propaganda mediática que nosotros mismos pagamos con nuestros impuestos. La mayoría conocemos gentes que antes de ser empresarios estaban en la ruina y hoy, con los negocios que el partido PRI en el gobierno les ha dado a cambio de su fidelidad, se han compuesto económicamente, pero su alma está vacía de sensibilidad.
Bien saben que eso de desprestigiar al adversario es pura paja barata, muchos de nosotros nos manifestábamos a diario contra el alza de impuestos. Falta de trabajo, contra la legalización de la megadeuda nos tachaban de traidores por ser ciudadanos que se atrevían a levantarles la voz.
Hoy ustedes están decepcionados y no es para menos. Cuando se cree en una causa y se descubre que es pura propaganda mentirosa pagada con dineros de la comunidad. La decepción se potencializa con las promesas incumplidas del gigante que un día encontrará su David. Pero dicen, que no hay peor ciego que el que no quiere ver. No se preocupen porque no son los únicos.
En Coahuila existen líderes pobres, que muestran su prepotencia. Hasta se burlan de los demás, se ufanan de ser priistas y se jactan que el partido seguirá a sus anchas metiéndole mano al presupuesto, especialmente al de los laguneros. La sorpresa para todo el coahuilense llegó al ver y sentir la alza de impuestos. Por orden del gobernador Rubén Ignacio Moreira Valdez. Finalmente entendieron que la justicia sólo es aplicada a los pobres y a los que no están en la rosquilla dorada. Pues así son las cosas con ellos, es que en este Estado, para lo importante hay que tener una sombrilla política. Desafortunadamente creer que se tiene sólo porque los lidercitos te abrazan y sonríen, es engañarse.
Ellos ven a la población sólo con cara de votos. No se engañen, éstos son una élite, y ahí no entran más que sus íntimos, quienes tienen lo mismo que perder, sólo a ésos les dan lo mejor y les comentan las intimidades como terrenos y negocios buenos por su futura valorización al estar cerca. ¿Verdad...?
Los engañados y decepcionados son muchos, no sólo por lo exclusivo y mercantilista que han vuelto al “Gobierno que tiene una nueva forma de gobernar”. De la gente de ellos, porque al resto de los coahuilenses, los tienen tipificados como traidores y opositores. Servimos sólo para pagar los impuestos que después se convertirán en jugosas ganancias para los servidores públicos en turno, publicistas que les hacen la propaganda barata que ya tiene aburrida a la comunidad coahuilense.
La nueva forma de gobernar es para la comunidad que le da placer a la élite del poder político, el poder económico, el poder ejecutivo, el poder judicial y el poder legislativo, mejor dicho, por el momento estamos fregados.
Respetuosamente:
Alberto Lara Noriega.
Torreón, Coahuila.